Guía de supervivencia a las alergias de otoño para familias
Ayudando a tus hijos a sobrevivir la temporada de alergias de otoño
Andy Meyers, CEO, HealthDay
Hoy estamos muy contentos de contar con la Dra. Farah Khan.
La Dra. Khan es alergóloga e inmunóloga en el Nationwide Children’s Hospital y portavoz del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología.
Muchas gracias por acompañarnos.
Farah Khan, MD, Portavoz del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología Nationwide Children’s Hospital
Gracias por invitarme.
Andy Meyers, CEO, HealthDay
Aquí estamos, ya casi en otoño. El otoño es una de las dos grandes temporadas de alergias, pero también es regreso a clases, ¿verdad? Así que, obviamente, es un momento tenso para los padres.
Muchas personas tienen niños pequeños y ven la nariz que moquea y los estornudos, y piensan: ¿son alergias, alergias estacionales? ¿es un resfriado? ¿cómo lo saben? ¿qué consejo puedes darles a los padres en esa situación?
Farah Khan, MD, Portavoz del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología Nationwide Children’s Hospital
Primero, es muy confuso porque uno piensa: ¿qué está pasando? ¿Le doy un antihistamínico oral como cetirizina o loratadina? ¿O es un virus que mi hijo pescó en la guardería o en la escuela? Hay algunas características que ayudan a distinguirlos.
Una de las cosas más fáciles de observar es que si hay fiebre baja o cualquier fiebre, probablemente no se trate de alergias estacionales o ambientales. Generalmente, las alergias no causan fiebre.
Otra diferencia es que las alergias estacionales y ambientales suelen aparecer de manera más progresiva y terminamos viendo un patrón. Algo como: “El año pasado tuvimos los mismos problemas cuando bajó la temperatura” o “¿sabes qué?, la primavera pasada ocurrió lo mismo con mucha comezón, estornudos y congestión”. En cambio, las enfermedades virales tienden a ser más limitadas y pueden aparecer en cualquier momento.
Así que la duración de los síntomas y el patrón general pueden ser muy útiles.
Y a veces simplemente se presenta una nariz que moquea y piensas: no sé de dónde viene esto.
En ocasiones recurres a los medicamentos de venta libre, incluidos los antihistamínicos, solo para ver si funcionan. Y si no funcionan, probablemente no sean alergias ambientales. Así que, aunque los síntomas se ven y se sienten iguales entre una enfermedad viral y una alergia ambiental, si la secreción nasal viene de una infección viral, los antihistamínicos no van a hacer nada.
Andy Meyers, CEO, HealthDay
Y sobre ese tema, ¿cuáles son los medicamentos y enfoques que sueles recomendar?
Farah Khan, MD, Portavoz del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología Nationwide Children’s Hospital
Sí, bueno, estoy un poco sesgada, pero diría que lo mejor es acudir con un alergólogo, porque a veces simplemente identificar los desencadenantes ayuda a entender con qué estamos lidiando y cómo abordarlo.
Por ejemplo, si tienes alergia al polen de ambrosía y éste está muy elevado en el otoño, justo cuando comienza el ciclo escolar, puede ser muy útil identificar si existen medidas simples de evitación que se pueden implementar sin necesidad de medicamentos, como ducharse después de estar al aire libre, mantener las ventanas cerradas en casa o al conducir.
Esos pequeños detalles a veces pueden reducir la cantidad de exposición al polen y ayudar a minimizar los síntomas.
Otra cosa que me gusta mucho es el buen enjuague con solución salina nasal, ya sea en forma de spray para niños pequeños y luego ayudarles a sonarse la nariz.
Si se trata de un niño muy pequeño que aún no puede sonarse, se puede usar una perilla de succión —si la tolera— para extraer el moco, de lo contrario este se queda en la nariz.
Y si es un niño mayor o un adulto, entonces un buen lavado sinusal.
Todos esos videos que muestran cómo sale todo, son satisfactorios porque realmente despejan la mucosidad y la congestión, y además es un remedio natural, ya que no contiene medicamentos.
Así que valoro mucho los enjuagues y lavados nasales. Y luego, para las alergias ambientales, se pueden usar esteroides nasales, además de los antihistamínicos, por supuesto. También se pueden utilizar gotas oftálmicas y otros complementos.
Lo único que sí quiero señalar es que, como alergóloga, no recomiendo los antihistamínicos antiguos. El antihistamínico antiguo disponible sin receta es la difenhidramina, y la verdad es que no es lo ideal.
Andy Meyers, CEO, HealthDay
Cambiando un poco de tema hacia las alergias alimentarias —porque sin duda son otra fuente de estrés al regreso a clases de la que mucha gente habla—, me interesa que nos aclares un poco la diferencia entre intolerancia alimentaria y alergia.
Farah Khan, MD, Portavoz del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología Nationwide Children’s Hospital
Sí, una alergia alimentaria está mediada por una respuesta inmunitaria celular muy específica. Hay un anticuerpo muy concreto que se une a receptores específicos en unas células llamadas mastocitos, las células de la alergia, que liberan su contenido y provocan los síntomas que escuchamos en las noticias después de una reacción a maní o huevo: hinchazón de labios y lengua, dificultad para respirar, ronchas, vómito.
Las intolerancias alimentarias, en cambio, a veces pueden ser muy frustrantes tanto para nosotros como médicos como para los pacientes que las enfrentan, porque evidentemente sí provocan síntomas. Por ejemplo, si te comes un gran plato de macarrones con queso y dices: “me cayó mal, fue la leche, el gluten o algo que me causó dolor abdominal, estreñimiento o inflamación”, tus síntomas son muy reales. Lo frustrante es que no contamos con pruebas objetivas y validadas para diagnosticarlas.
Andy Meyers, CEO, HealthDay
Entonces, ¿crees que los padres deberían salir corriendo a hacer pruebas?
Farah Khan, MD, Portavoz del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología Nationwide Children’s Hospital
La manera en que yo abordo las pruebas, por cualquier motivo, y la forma en que ejerzo, es que si has tenido síntomas que generan preocupación, entonces sí, tratemos de averiguar qué está pasando. Desafortunadamente, como dije, con la intolerancia alimentaria no existe una prueba validada. Y esas pruebas de “sensibilidad alimentaria” que cuestan unos pocos cientos o varios cientos de dólares y que se promocionan, lamentablemente, a pacientes y familias que buscan respuestas para esos síntomas, en realidad no ofrecen la información que su mercadotecnia sugiere o promete.
Yo nunca las he solicitado ni las recomiendo.