MARTES, 23 de mayo de 2023 (HealthDay News) -- En las personas que sobreviven a los disparos de las armas de fuego, el trauma podría dejar unas cicatrices mentales que empeoran con el tiempo, encuentra un nuevo estudio.
Entre 87 adultos tratados por heridas por armas de fuego en un centro de traumatismos de Wisconsin, muchos tenían unos síntomas que empeoraban de trastorno por estrés postraumático (TEPT) y depresión seis meses después.
Los hallazgos, que se publicaron en la edición del 22 de mayo de la revista Annals of Internal Medicine, provienen de uno de los pocos estudios que han monitorizado la salud mental a largo plazo de las víctimas de disparos.
La investigación sobre la violencia con las armas de fuego se vio frenada en Estados Unidos durante años, después de que el Congreso suspendiera su financiación federal en 1996. Esto cambió hace apenas unos años.
"Durante mucho tiempo, no pudimos realizar investigación sobre las armas de fuego, de forma que en realidad no sabemos gran cosa sobre estos resultados a largo plazo", comentó el Dr. Peter Ehrlich, director del centro de traumatismos pediátricos del Hospital Pediátrico C.S. Mott de la Universidad de Michigan.
Ehrlich, que no participó en la nueva investigación, publicó un estudio el año pasado, que observó la salud mental de los niños y adolescentes de EE. UU. que sufrieron lesiones por armas de fuego, y los hallazgos fueron similares.
De 1,450 niños lesionados por armas de fuego, un 35 por ciento recibieron un diagnóstico nuevo de una afección de la salud mental en el año posterior, de los cuales los más frecuentes fueron TEPT o abuso de sustancias. Esto es en comparación con un 26 por ciento de los niños de EE. UU. que resultaron lesionados en un accidente de un vehículo motorizado.
Ehrlich dijo que aunque el nuevo estudio fue pequeño, estuvo bien realizado y resalta una realidad más amplia.
"La violencia con las armas de fuego tienen consecuencias más allá de lo físico", apuntó. "Puede haber efectos a largo plazo para la salud mental".
El estudio se publicó en un momento en que las muertes por las armas de fuego están en aumento en Estados Unidos. En 2021, estas muertes alcanzaron su nivel más alto en 40 años, con poco menos de 49,000, según el Giffords Law Center, una organización sin fines de lucro que promueve el control de las armas de fuego.
Pero muchos más estadounidenses sobreviven a las lesiones por las armas de fuego, y entonces viven con las secuelas. En la última década, más de un millón de estadounidenses han recibido un disparo, según el Giffords.
En el nuevo estudio, investigadores del Colegio Médico de Wisconsin, en Milwaukee, dieron seguimiento a 87 adultos que habían sido tratados por lesiones por armas de fuego en su institución. Ninguna de las lesiones fueron autoinfligidas.
Los pacientes respondieron a cuestionarios estándar sobre los síntomas de la salud mental y la calidad de vida relacionada con la salud en dos momentos: un mes y seis meses tras la lesión.
En general, el estudio encontró que los síntomas tanto de TEPT como de depresión solo empeoraron con el tiempo. A los seis meses, la puntuación de TEPT promedio del grupo superaba el umbral diagnóstico de la afección, mientras que su puntuación de depresión se acercaba al nivel para diagnosticar el trastorno. Tanto un mes como seis meses después, en general los pacientes reportaban una mala calidad de vida relacionada con la salud física.
Los individuos sí variaron mucho respecto a cómo les iba, señaló la investigadora principal, Sydney Timmer-Murillo, miembro postdoctoral de salud y psicología del trauma.
Y una pregunta para estudios futuros, planteó, es averiguar cuáles factores hacen que las personas sean más vulnerables a una salud mental en deterioro.
Según ambos investigadores, es fácil imaginar cómo las víctimas de disparos con armas de fuego con frecuencia tendrían dificultades posteriores. Es probable que muchas vivan en comunidades caracterizadas por la violencia con armas de fuego, y esto hace que recuperarse del trauma resulte particularmente difícil.
"Las personas no experimentan la violencia con las armas de fuego en un vacío", aseguró Timmer-Murillo.
Planteó que es esencial que la atención de seguimiento de los sobrevivientes a lesiones por armas de fuego sea "integral", y que busque ayudarlos a recuperarse tanto física como mentalmente.
En el centro de traumatismos de Wisconsin, los pacientes se someten de forma rutinaria a pruebas de la salud mental mientras están en el hospital recuperándose de la lesión, señaló Timmer-Murillo. En parte, esto busca ayudar a superar el acceso limitado a la atención de la salud mental al que muchos pacientes se enfrentarían tras salir del hospital.
Pero muchos sobrevivientes a disparos no reciben este tipo de pruebas, lamentó Ehrlich.
En un estudio sobre los centros de traumatismo de EE. UU., en 2022, los investigadores encontraron que apenas una minoría realizaban pruebas rutinarias de TEPT o depresión a los pacientes de traumatismos, mientras que un 30 por ciento dijeron que tenían programas específicos de detección y tratamiento para los pacientes con lesiones por armas de fuego.
Pero hace poco, el Colegio Americano de Cirujanos (American College of Surgeons) publicó nuevas directrices para los centros de traumatismos sobre las pruebas de salud mental, con la meta de identificar a las personas en riesgo tras cualquier lesión traumática.
Cuando se trata de las lesiones por armas de fuego, en específico, las tasas de supervivencia han estado mejorando, anotó Timmer-Murillo. Entonces, el problema es "¿qué tipo de carga soportan estas personas como sobrevivientes?", preguntó.
Ehrlich se mostró de acuerdo, y anotó que el problema no solo es en las ciudades grandes, sino en las comunidades de todo Estados Unidos.
"Se trata de un problema único de EE. UU.", lamentó.
Más información
Everytown for Gun Safety, un grupo de defensoría, ofrece recursos para los sobrevivientes a la violencia con armas de fuego.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Sydney Timmer-Murillo, PhD, postdoctoral fellow, health and trauma psychology, Medical College of Wisconsin, Milwaukee; Peter Ehrlich, MD, MSc, professor, surgery, medical director, Level 1 Pediatric Trauma Center, C.S. Mott Children's Hospital, University of Michigan, Ann Arbor; Annals of Internal Medicine, May 22, 2023