Los cambios a las cuentas de gastos flexibles podrían perjudicar a los consumidores

A partir del 1 de enero, la mayoría de los medicamentos de venta sin receta no serán elegibles para pago antes de impuestos

MIÉRCOLES, 8 de diciembre (HealthDay News/HolaDoctor) -- Es la época de las fiestas de fin de año, la compra de regalos y la inscripción abierta, cuando muchos empleados necesitan tomar decisiones acerca de los planes de atención de la salud financiados por sus empresas.

La histórica reforma a la legislación sobre la atención de la salud del año pasado implica que habrá cambios en 2011. Uno de los más significativos es el siguiente: A partir del 1 de enero usted no podrá pagar la mayoría de los medicamentos de venta libre con una cuenta de gastos flexibles (flexible spending account, FSA).

Esto significa que si está acostumbrado a pagar por sus medicamentos para la alergia o la acidez con dinero antes de impuestos, se le acabó la racha a menos que su médico le entregue una receta. (La excepción es la insulina, que podrá continuar pagando con su FSA incluso sin receta).

Las cuentas de gastos flexibles, que ofrecen algunas empresas, permiten a los empleados separar dinero cada mes para pagar costos médicos de desembolso, como copagos y deducibles, con dinero antes de impuestos.

"Esto es básicamente revertir a la manera en la que se usaban las FSA hace algunos años", señaló Paul Fronstin, asociada principal de investigación del Instituto de Investigación sobre Beneficios del Empleado (Employee Benefit Research Institute) de Washington, D. C."No hace mucho que no se podían usar las FSA para medicamentos de venta sin receta".

Entre los usos más comunes para las FSA se encuentran los anteojos, el trabajo dental y de ortodoncia, así como los copagos para medicamentos recetados, consultas médicas y otros procedimientos, explicó Richard Jensen, investigador científico líder del departamento de políticas sanitarias de la Universidad de Washington en Washington D. C. Los medicamentos de venta libre se convirtieron en "gastos médicos que reúnen los requisitos" para las FSA en 2003, según el Servicio de Impuestos Internos.

Las FSA funcionan con la decisión de un empleado antes del 1 de enero (generalmente durante el período de inscripción abierta de la empresa) sobre cuánto dinero contribuir durante el año siguiente. El empleador deduce cuotas iguales de cada pago del salario durante el año, aunque la cantidad total debe estar disponible en todo momento durante el año.

Generalmente, las FSA operan en cumplimiento de la regla "úselo o piérdalo". Usted debe haber gastado todo el dinero de su FDA antes del final del año calendario o lo perderá, explicó Jensen.

Teniendo en cuenta que, en términos generales, el costo de los medicamentos de venta sin receta está muy alejado del costo de los copagos y los deducibles, el cambio para 2011 no debería ser demasiado oneroso para los consumidores, agregó. Un análisis de Aon Hewitt, una empresa de consultoría en recursos humanos, halló que apenas el 7 por ciento de las solicitudes de reembolso a FSA de 2009 fueron para medicamentos de venta sin receta, y apenas el 3 por ciento de los gastos de estas cuentas se usó para comprar estos productos.

La razón para eliminar esta amnistía tributaria es para ayudar a pagar por otras metas de la legislación de reforma a la atención sanitaria, como asegurarse de que más estadounidenses tengan acceso a seguro de salud y que la cobertura del seguro que tengan sea más integral, puntualizó Jensen.

"Si se toma como dado que el punto de la reforma a la atención de la salud es cubrir a tantas personas como sea posible, se trata de un método equitativo", aseguró Jensen. "La amnistía impositiva es regresiva, lo que significa que eran principalmente las personas de ingresos medios y altos las que se estaban beneficiando de ella".

Una crítica, sin embargo, es que existe el potencial para que la gente se dirija al médico a pedir recetas para medicamentos que solían comprar sin ellas, lo que resulta una medida costosa, agregó.

Además, se avecina un cambio aún mayor en 2013, pues la ley de reforma sanitaria fijará un límite para las FSA de $2,500 al año. Después de 2013, el límite variará según los cambios en el índice de precios al consumidor.

Aunque actualmente la ley no establece ningún límite a lo que una personas pueda designar a una FSA cada año, las empresas ya han establecido su propio límite de $5,000.

La gente que sentirá el cambio en ese momento será los que tienen afecciones crónicas y altos desembolsos, aseguró Jensen.

El informe de Hewitt Associates, que examinó a 220 empresas estadounidenses y más de seis millones de empleados, halló que apenas el 20 por ciento de los empleados elegibles contribuyeron a una FSA en 2010.

De los empleados que lo hicieron la contribución anual promedio fue de $1,441, mientras que los ahorros anuales estuvieron en entre $250 y $640 cada año en impuestos federales.

Apenas el 18 por ciento de los trabajadores contribuyó más de $2,500 al año, el máximo para 2013, y tendieron a ser personas de altos ingresos que ganaban más de $150,000 al año.

La porción del empleado de las primas de seguro aún no se puede pagar con una FSA. Algunos empleadores, sin embargo, establecen planes de manera que los empleados puedan pagar primas también en dinero antes de impuestos, dijo Fronstin.

Más información

La IRS tiene más información sobre la nueva regla.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor

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