JUEVES, 12 de mayo de 2022 (HealthDay News) -- Tras 30 años, los investigadores creen que por fin tienen evidencias definitivas de la causa principal del síndrome de la guerra del Golfo: la exposición a unos niveles bajo del gas nervioso sarín.
El síndrome de la guerra del Golfo es responsable de dejar a un cuarto de millón de veteranos del conflicto de 1991 con una discapacitante variedad de síntomas a largo plazo. Abarcan desde unos trastornos respiratorios, una profunda fatiga y lagunas de memoria, hasta problemas digestivos crónicos y dolor generalizado en las articulaciones y los músculos.
Rick Rhodenbaugh, de 58 años, es uno de ellos.
Poco después de volver a casa tras su despliegue en 1991, Rhodenbaugh tenía dificultades persistentes para respirar, junto con diarrea crónica (que al principio fue diagnosticada como síndrome de intestino irritable). A lo largo de los años, sus síntomas han incluido una fatiga debilitante, dolores corporales, una pérdida completa del olfato, y una fluctuación entre la hipersensibilidad y la insensibilidad al dolor.
"Hay muchos días en que es como tener una gripe, pero sin fiebre", dijo el residente de Kansas.
Ha habido muchas teorías sobre la causa, dado que las tropas se expusieron a múltiples compuestos y contaminantes durante la guerra, lo que incluyó pozos petroleros incendiados, pesticidas y medicamentos contra el gas nervioso.
Ahora, el nuevo estudio ofrece lo que los expertos afirman que son las evidencias más fuertes de que el principal culpable fue el sarín, un gas nervioso que se liberó en el aire cuando tiraron bombas en los centros de municiones iraquíes.
Los investigadores encontraron que los veteranos que portan una forma "débil" de un gen que desintoxica al cuerpo del gas nervioso fueron particularmente vulnerables a enfermar. Esto, afirman, no solo implica que el sarín fue la causa, sino que puede explicar por qué solo algunos de los veteranos expuestos enfermaron, y otros no.
"Asumimos la posición de que esta evidencia es causalidad", señaló el investigador principal, el Dr. Robert Haley, que ha estado estudiando el síndrome de la guerra del Golfo durante 28 años.
Vincular genes específicos al riesgo de enfermedades es esencial, porque los genes se "asignan al azar" y "no pueden tener sesgos", aclaró Haley, profesor del Centro Médico del Suroeste de la Universidad de Texas, en Dallas.
Marc Weisskopf, profesor de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Boston, se mostró de acuerdo en que el estudio resuelve unas duraderas dificultades para determinar el culpable del síndrome de la guerra del Golfo.
"Una de las grandes dificultades ha sido comprender a qué exactamente se expusieron las personas", comentó Weisskopf, coautor de un editorial que se publicó junto con el estudio en la edición en línea del 11 de mayo de la revista Environmental Health Perspectives.
Los investigadores han tenido que depender de los recuerdos de los veteranos del Golfo sobre sus exposiciones. Esto siempre conlleva el riesgo de un sesgo, apuntó Weisskopf, porque es más probable que una persona con síntomas recuerde una exposición potencialmente peligrosa.
Sonaron las alarmas
En el caso del sarín, un gas inodoro e incoloro, los investigadores han tenido que utilizar un indicador para la exposición de los veteranos: si habían escuchado una alarma de que unos agentes nerviosos se habían activado durante su despliegue. Pero aunque los estudios han vinculado esa exposición reportada por los mismos veteranos con un riesgo más alto de síndrome de la guerra del Golfo, esto no prueba una relación causal, ni explica por qué solo algunos de los veteranos expuestos enfermaron.
Entonces, en el nuevo estudio, el equipo de Haley observó la interacción entre la exposición a las alarmas de gas nervioso y los genes de los veteranos, en específico un gen conocido como PON1.
El PON1 tiene dos formas: la Q, que produce una enzima que metaboliza de forma eficiente los agentes nerviosos como el sarín; y la R, cuya enzima metaboliza a otros compuestos, pero tiene unos efectos débiles en los agentes nerviosos.
Los investigadores encontraron que los veteranos de la guerra el Golfo que habían escuchado las alarmas de gas nervioso durante el despliegue tenían un riesgo más alto de enfermar. Pero el efecto fue mucho mayor entre los que portaban dos copias de la variante R "débil" del PON1.
En ese grupo "RR", los veteranos que habían escuchado las alarmas tenían alrededor de nueve veces más probabilidades de desarrollar el síndrome de la guerra del Golfo. La alarma de exposición también aumentó las probabilidades de enfermedad entre los veteranos con dos copias de la variante genética "fuerte", pero en 3.7 veces.
Weisskopf dijo que los hallazgos ofrecen un "fuerte argumento" de que el sarín es la causa principal del síndrome de guerra del Golfo, aunque otras exposiciones, por ejemplo a los pesticidas, también podrían haber contribuido.
No es su 'imaginación'
Anthony Hardie, director del grupo de defensoría Veterans for Common Sense, apuntó que los hallazgos tienen importantes implicaciones.
Incluso hoy en día, dijo, a algunos veteranos les dicen que se están "imaginando" sus síntomas, y este estudio provee más pruebas de que la enfermedad de la guerra del Golfo es real.
Más allá de esto, señaló Hardie, quizá ayude a más veteranos con la enfermedad a obtener compensación del Departamento de Asuntos de Veteranos (VA).
"Ahora mismo, la mayoría de los veteranos que presentan una reclamación a la VA reciben una denegación", anotó.
"Pienso que este histórico estudio ofrece un camino claro para que la VA dé por sentado, sin ninguna duda, la exposición en todos los veteranos de la guerra del Golfo de 1991, y que deje de denegar esas reclamaciones", enfatizó Hardie.
Los hallazgos se basan en un muestreo de poco más de 1,000 veteranos de la guerra del Golfo, la mitad de los cuales tienen el síndrome.
Como otros veteranos, a Rhodenbaugh le denegaron sus reclamaciones de discapacidad durante años, antes de que al final se declarara que todos sus problemas de salud se relacionaban con el servicio, en 2019. Da el crédito a una carta de Haley que describía su situación de forma detallada.
Rhodenbaugh planteó que espera que esta investigación ayude a que otros como él reciban su compensación. Anotó que incluso entre los veteranos que estaban en su unidad en el Golfo, algunos se han preguntado por qué solo algunos de ellos enfermaron, cuando todos tuvieron las mismas exposiciones.
"Comprender el ADN lo explica en parte", aseguró Rhodenbaugh.
Weisskopf comentó que hace mucho que ha sido difícil obtener evidencias sobre la causa del síndrome de la guerra del Golfo que lleguen al nivel necesario para convencer a "una variedad" de implicados.
"Con suerte, esto cambiará el curso", añadió.
Más información
La Universidad Johns Hopkins ofrece más información sobre el síndrome de la guerra del Golfo.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Robert Haley, MD, professor, internal medicine, University of Texas Southwestern Medical Center, Dallas; Marc Weisskopf, PhD, ScD, professor, environmental epidemiology and physiology, Harvard T.H. Chan School of Public Health, Boston; Anthony Hardie, national chair and director, Veterans for Common Sense, Washington, D.C.; Richard Rhodenbaugh, Gulf War veteran, Kansas; Environmental Health Perspectives, May 11, 2022, online