MARTES, 26 de octubre de 2021 (HealthDay News) -- ¿Ofrecer unas modestas tarjetas de regalo, por ejemplo de 25 dólares, puede hacer la diferencia entre que alguien elija vacunarse contra la COVID-19 o esperar?
Sí, según un estudio de Carolina del Norte, que ofreció tarjetas de regalo de 25 dólares a las personas que se vacunaron la primavera pasada en centros de cuatro condados participantes.
Tras recibir las vacunas, alrededor de un 9 por ciento de los encuestados dijeron que no habrían ido a vacunarse si no fuera por la tarjeta. Más o menos un 15 por ciento afirmaron que habían esperado para vacunarse hasta encontrar un evento que ofreciera un incentivo.
"En Carolina del Norte y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de verdad nos interesaba utilizar múltiples estrategias para ayudar a los norcarolinos a vacunarse de la forma más rápida y equitativa posible", señaló la autora del estudio, la Dra. Charlene Wong, subdirectora ejecutiva de salud de la COVID-19 del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Carolina del Norte.
"En realidad, planificamos la evaluación de este programa piloto de incentivos desde el mismo principio, porque sabíamos que deseábamos comprender mejor qué funcionaba, qué deberíamos modificar, y pensamos en ampliar este programa a otros lugares del estado, además de otras estrategias para aumentar las vacunaciones en Carolina del Norte", comentó Wong.
Las autoridades de salud pública añadieron un giro al programa: pagar 25 dólares tanto a la persona que recibía la vacuna como a la persona que la llevó en coche, aunque no regalaban dos tarjetas de 25 dólares si la persona había ido en su propio coche.
Pagarle al conductor podría haber reducido las barreras contra el transporte de algunas personas. Quizá también haya fomentado conversaciones cara a cara entre los que todavía deben vacunarse y personas a quienes conocen y en quienes confían, apuntó Wong.
"Teníamos una fuerte intención de hacerlo poque sabíamos que, para algunos individuos de Carolina del Norte, había barreras reales de transporte para llegar al centro de vacunación", dijo Wong.
Para diseñar los incentivos y la evaluación del éxito, los funcionarios de salud pública se fijaron en investigaciones anteriores de ciencias conductuales, incluso en incentivos ofrecidos para otras vacunaciones y para pruebas de detección del cáncer, indicó Wong.
Los incentivos garantizados pueden compensar los costos, lo que incluye el salario que se deja de cobrar, el transporte y el cuidado de los niños, según el estudio.
Unos distintos tipos de incentivos pueden hacer una diferencia para los individuos. Por ejemplo, unas entradas para un parque de atracciones podrían ser influyentes para las personas con hijos, señaló Wong.
En particular, estos pequeños incentivos ayudaron a abordar las barreras de costo contra las vacunaciones en poblaciones históricamente marginadas, como las que tienen unos ingresos más bajos, los hispanos y los negros, anotó Wong.
"Nos complació mucho verlo. Y esta fue la causa, sin duda fue parte del motivo por el que queríamos realizar estas encuestas, para poder en realidad observar ese nivel de equidad, para poder comprender mejor para quién era importante, y si en realidad ayudaba a resolver algunas de estas barreras", dijo Wong.
El programa distribuyó 2,890 tarjetas a personas que se vacunaron, y 1,374 adicionales a conductores. El programa de incentivo ofreció cantidades distintas de dinero en algunos momentos. Los investigadores encontraron que la tasa de declive en la adopción de la vacuna se redujo a la mitad en los lugares que tuvieron estos incentivos, en un momento en que las cifras se reducían por todo el país.
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 21 de octubre de la revista JAMA Internal Medicine.
Ahora, en Carolina del Norte, alrededor de un 71 por ciento de los adultos han recibido al menos una dosis de las tres vacunas contra la COVID-19 que han sido aprobadas. En Estados Unidos, alrededor de un 77.4 por ciento de las personas de las edades elegibles (a partir de los 12 años) habían recibido al menos una dosis de la vacuna el 21 de octubre, y más o menos un 66.9 por ciento estaban vacunadas del todo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Mitch Rothholz, jefe de personal de la Asociación Americana de Farmacéuticos (American Pharmacists Association), que no participó en la investigación, se preguntó si los incentivos para los conductores podrían haber hecho una diferencia en la aceptación de la vacuna en el programa de Carolina del Norte.
A veces, los incentivos han resultado contraproducentes porque las personas han sospechado de su intención, dijo Rothholz.
"Creo que cada individuo tiene unas perspectivas distintas que lo motivarán para vacunarse. Encontramos que es en realidad una decisión individual", apuntó Rothholz. "En el trabajo que hemos realizado sobre la confianza en las vacunas, gran parte también ha sido la relación y las conversaciones que hemos tenido con otros individuos a los que respetan en la comunidad, como los farmacéuticos".
Que alguien decida vacunarse puede implicar varias interacciones, mientras se escucha, se provee información y sin ser crítico, observó Rothholz.
En su investigación en que creó un perfil sobre quiénes seguían sin vacunarse a finales de mayo, la Kaiser Family Foundation (KFF) determinó que los adultos sin vacunar eran más jóvenes, tenían un nivel educativo más bajo, era más probable que fueran republicanos, personas de color y personas que no tenían un seguro de salud.
Las diferencias demográficas clave entre los grupos de "definitivamente no" y de "esperar a ver qué pasa" fueron en la identidad racial y étnica y en la pertenencia al partido político, según la fundación, y en el grupo de "definitivamente no" había más personas blancas y que se consideraban republicanas, y el grupo de "esperar a ver qué pasa" era más diverso, y más o menos la mitad eran personas de color.
En septiembre, la KFF encontró que más de siete de cada 10 adultos reportaron que estaban al menos parcialmente vacunados, en todos los grupos raciales y étnicos. Siguió encontrando unas grandes lagunas en el uso de vacunas según la afiliación política, el nivel educativo, la edad y el estatus del seguro de salud.
Varios incentivos, incluyendo el tiempo libre en el trabajo para recuperarse de una vacuna, o el transporte pago, fueron efectivos para influir en el grupo de "esperar a ver qué pasa", comentó Ashley Kirzinger, directora asociada de investigación en opinión pública y encuestas de la KFF. También anotó que estos programas parecen haber ayudado con la equidad en las vacunas.
"Creo que es importante darse cuenta de que estos tipos de programas de incentivos pueden producir un cambio, sobre todo en las poblaciones que están más abiertas a vacunarse, pero que se enfrentan a problemas de acceso, pero no hemos encontrado ninguna evidencia de que vayan a persuadir a las poblaciones más resistentes", añadió Kirzinger.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen más información sobre las vacunas contra la COVID-19.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Charlene Wong, MD, chief health policy officer for COVID-19, North Carolina Department of Health and Human Services, executive director, North Carolina Integrated Care for Kids, and assistant professor, pediatrics and public policy, Duke University, Durham, N.C.; Ashley Kirzinger, PhD, associate director, public opinion and survey research, Kaiser Family Foundation, San Francisco; Mitch Rothholz, MBA, chief of staff, American Pharmacists Association, New Alexandria, Va.; JAMA Internal Medicine, Oct. 25, 2021, online