Sábado, 28 de diciembre (HealthDayNews) -- Es de madrugada y tu hijo pequeño tiene fiebre y está llorando en búsqueda de alivio. Te levantas de la cama y buscas en el botiquín.
No te sientes cómodo usando aspirina porque puede incrementar el riesgo del síndrome de Reye, una enfermedad potencialmente peligrosa que afecta todos los órganos del cuerpo. La Academia Americana de Pediatría también advierte contra el uso de aspirina en niños menores de 14 años si hay una alta sospecha de varicelas o influenza.
Esto sólo te deja con ibuprofén o acetaminofén. ¿Cuál eliges?
"No existe una contestación precisa para dicha pregunta", comentó el doctor Robert M. Ward, un profesor de pediatría y director del programa de farmacología pediátrica de la Universidad de Utah en Salt Lake City. "No existen muchos estudios comparativos que muestren un superioridad con respecto a la eficacia. El metabolismo los asimila de manera diferente y tienen diferentes patrones de toxicidad".
El ibuprofén trabaja mediante la inhibición de las prostaglandinas, o los químicos en el cuerpo que causa dolor y fiebre. Nadie está exactamente seguro de cómo el ibuprofén trabaja, pero puede tener un mecanismo similar.
Ambos trabajan de manera similar cuando se trata de aliviar el dolor y calmar la fiebre, sostuvo el doctor Richard Gorman, un pediatra de Baltimore y presidente del Comité sobre Drogas de la Academia Americana de Pediatría, ibuprofén tiene la ventaja añadida de ser un antiinflamatorio de manera que puede ayudar con la hinchazón, a veces el acetaminofén no hace esto, explicó.
Hay otras formas de clasificar dichos medicamentos, incluyendo formulación y dosificación. El acetaminofén para los niños usualmente viene en líquido con diferentes sabores, que son fáciles de tragar, indicó Gorman. Ya que ibuprofén no es soluble en líquido, tiende a ser más espeso y, consecuentemente, menos gustoso para algunos niños.
El intervalo de dosis para ibuprofén es de seis a ocho horas. Para acetaminofén, es aproximadamente cuatro horas. Esto le da al ibuprofén una ventaja, según Gorman, porque no hay que suministrarlo con tanta frecuencia.
Ibuprofén puede causar malestar estomacal y vómitos, mientras que acetaminofén, en dosis extremadamente altas o en periodos prolongados, puede causar lesión hepática. "El acetaminofén es muy, muy ampliamente utilizado en miles de niños y es bastante seguro", indico Ward. "Sin embargo, ingerir demasiado puede dañar el hígado".
La proporción de las personas que reciben daño hepático del acetaminofén es reducida, pero los peligros no se deben ignorar. "El daño hepático es extremadamente raro pero, debido a millones de dosis de acetaminofén ingeridas cada día, puede ocurrir lesión hepática", indicó Gorman.
En una declaración pública publicada en octubre de 2001, la Academia Americana de Pediatría dijo que aunque la incidencia de la toxicidad de acetaminofén era baja, los centros regionales de venenos de los EE.UU. trataron más de 10,000 casos (adultos y niños) de sobredosis de acetaminofén en 1997.
En última instancia la selección la hace cada individuo.
"Ambas drogas trabajan bastante bien en cuanto a fiebre y dolor de cabeza", recalcó Gorman. "Se ha tornado un asunto de preferencia, con qué se sienten cómodos tú y tus hijos. Para que cualquier droga pase la FDA (siglas en inglés de Administración de Drogas y Alimentos), tiene que ser increíblemente segura cuando los pacientes la utilizan según lo indicado, y ambas ciertamente caen en esta categoría".
A continuación encuentras una serie de consejos para usar tanto el acetaminofén como el ibuprofén lo más segura y eficazmente posible:
Qué hacer
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