MARTES, 27 de junio de 2023 (HealthDay News) -- Una forma de moda de ayuno intermitente parece ayudar a las personas a perder algo de peso, pero quizá no sea mejor que el tradicional conteo de calorías, sugiere un nuevo ensayo clínico.
Los investigadores encontraron que la táctica, que se conoce como alimentación en horario restringido, ayudó a las personas con obesidad a perder un promedio de 8 libras (3.6 kilos) a lo largo de un año. Esto fue justo igual que un segundo grupo del estudio, que adoptó la ruta tradicional de contar calorías y controlar las porciones.
La alimentación en horario restringido es una forma de ayuno intermitente en que las personas se limitan a comer durante un periodo determinado cada día. Fuera de este periodo, renuncian a todo excepto a las bebidas sin calorías.
El principal atractivo de la alimentación en horario restringido es su simplicidad: en lugar de contar calorías laboriosamente, las personas solo deben tener el reloj en cuenta. Y unos estudios de tamaño reducido han mostrado que los periodos limitados de alimentación (uno popular es de 6 horas) pueden ayudar a las personas a comer menos y a perder algo de peso.
El nuevo estudio amplía la historia, porque buscaba ser lo más parecido posible al mundo real, señaló la investigadora sénior, Krista Varady, profesora de nutrición de la Universidad de Illinois, en Chicago.
Se permitió a los participantes comer durante un periodo de 8 horas, desde el mediodía hasta las 8 p.m., lo que les permitía cenar con la familia o ir a un restaurante con amigos. Y solo tenían que cumplir con ese periodo, no tenían que eliminar alimentos particulares ni medir porciones de tamaños estrictos.
Estudios anteriores sobre el horario restringido han pedido a las personas que también tomaran medidas adicionales, por ejemplo monitorizar las calorías.
Pero esto obvia lo esencial, comentó Varady, dado que a las personas que llevan una alimentación en horario restringido les gusta la simplicidad.
"Pienso que se popularizó tanto porque es sencillo, es accesible y es gratis", apuntó.
En su ensayo, Varady y sus colegas reclutaron a 90 adultos con obesidad que querían perder peso. La mayoría eran negros o hispanos, dos grupos con poca representación en los ensayos clínicos.
Cada participante se asignó al azar a uno de tres grupos: uno comenzó con el plan de horario restringido, un segundo grupo se comprometió a contar calorías, y el tercer grupo no hizo ningún cambio y sirvió como grupo de control.
Los que contaban calorías buscaban reducir sus calorías diarias en un 25 por ciento, y se reunieron con un dietista para elegir alimentos saludables. Por otra parte, el grupo de horario restringido se guio por el reloj: durante los primeros seis meses, limitaron su horario de comida de mediodía a las 8 p.m., y durante los seis meses siguientes se les permitió ampliarlo de 10 a.m. a 8 p.m.
Los dos grupos a dieta también realizaron llamadas telefónicas o videollamadas periódicas con un dietista, para hablar sobre una alimentación saludable en general.
Al final, a ambos grupos les fue de forma similar. Tras un año, las personas del grupo de control habían aumentado de peso, unas 2.5 libras (1.1 kilos) en promedio. Pero las de los grupos de las dietas habían perdido un promedio de 8 a 9.5 libras (de 3.6 a 4.3 kilos).
Los hallazgos se publicaron el 26 de junio en la revista Annals of Internal Medicine.
"No pienso que el ayuno intermitente funcione mejor que otras dietas", enfatizó Varady. Pero los hallazgos muestran que si las personas persisten con la táctica, pueden mantener la pérdida de peso.
El Dr. Adam Gilden, profesor asociado del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado, fue coautor de un editorial que se publicó junto con el estudio.
Dijo que, en su experiencia, los pacientes preguntan sobre la alimentación en horario restringido "todo el tiempo". Pero es importante, apuntó Gilden, no exagerar las bondades del método.
"No tiene nada de mágico", aseguró Gilden. "De cualquier forma hay que esforzarse".
Anotó que los participantes del ensayo contaron con ayuda, en la forma de sesiones regulares de asesoría sobre la dieta, y que esto podría haber sido un ingrediente clave de la pérdida de peso.
"Pienso que este tipo de respaldo es importante", planteó Gilden.
Varady dijo que aunque las personas sin duda pueden practicar el horario restringido por su cuenta, quizá tengan más éxito si cuentan con respaldo. Podría provenir de un dietista, o de un grupo como Weight Watchers, observó.
Un problema con el horario restringido es que se enfoca en limitar el consumo de comida, y no en elegir unos alimentos más saludables.
"Lo que observamos es que la calidad de la dieta de las personas no mejora, pero tampoco empeora", señaló Varady.
Añadió que cambiar la calidad de la dieta es "la parte más difícil", dado que las preferencias de alimentos de las personas están tan arraigadas, e influyen factores como los ingresos y el acceso a la comida saludable.
Pero, idealmente, una alimentación más saludable debería ser la meta, aseguró Gilden.
Sugirió que las personas que deseen perder peso comiencen con algún tipo de respaldo, por ejemplo al hablar con su médico (que podría remitirlas a un dietista).
El horario restringido no es para todo el mundo. Según Varady, al principio las personas pueden sufrir dolores de cabeza, náuseas o mareos, mientras el cuerpo se ajusta al nuevo horario de alimentación, y algunas se dan por vencido.
También se considera inadecuado para ciertos grupos, por ejemplo las mujeres embarazadas, las personas con antecedentes de trastornos de la alimentación o las que toman medicamentos que deben ser acompañados de comida.
Más información
La Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard ofrece más información sobre el ayuno intermitente.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Krista Varady, PhD, professor, nutrition, University of Illinois Chicago; Adam Gilden, MD, associate professor, internal medicine, University of Colorado Anschutz Medical Campus, Aurora, Col.; Annals of Internal Medicine, June 27, 2023, online