LUNES, 7 de agosto de 2023 (HealthDay News) -- En medio de una epidemia de obesidad infantil, un nuevo estudio apunta a una forma de ayudar a los niños en edad escolar a mantener un peso más saludable: un agua potable limpia y accesible.
La solución, que sin duda es de baja tecnología, surgió de un estudio de 18 escuelas primarias de California, que daban servicio sobre todo a familias minoritarias con unos ingresos bajos. Los investigadores encontraron que, cuando lanzaron el programa "Agua Primero", que incluía poner estaciones de agua del grifo en las escuelas, hizo una diferencia respecto al aumento de peso de los niños.
En las nueve escuelas donde se lanzó el programa, el porcentaje de niños que caían en la categoría de sobrepeso se mantuvo bastante constante a lo largo de 15 meses. Al contrario, esta cifra aumentó en casi 4 puntos de porcentaje en las escuelas sin el programa de agua.
Los expertos dijeron que el impacto fue sorprendente, dado que animar a los niños a beber agua es solo una medida sencilla.
"Pienso que el hecho de que pudiéramos encontrar esta diferencia es bastante notable", comentó Marlene Schwartz, directora del Centro Rudd de Políticas Alimentarias y Obesidad de la Universidad de Connecticut.
En general es difícil cambiar las cosas cuando se trata del peso de los niños, porque se ve influido por muchos factores, anotó Schwartz, que no participó en el estudio.
La Dra. Anisha Patel, que dirigió la investigación, apuntó a la simplicidad relativa de la táctica, que podría tener múltiples beneficios, entre ellos la prevención de las caries y mantener a los niños hidratados y con una mayor capacidad de aprendizaje.
"Pienso que es algo que los administradores escolares pueden apoyar", apuntó Patel, profesora de pediatría de la Universidad de Stanford.
El estudio, que se publicó en la edición del 7 de agosto de la revista Pediatrics, en realidad se inspiró en un grupo de estudiantes de escuela intermedia. En 2006, Patel estaba trabajando en las escuelas públicas de Los Ángeles para reunir ideas para nuevos programas para resolver la obesidad infantil.
En ese momento, unos estudiantes se le acercaron y le comentaron algo que deseaban: más agua potable.
En ese momento, muchas escuelas públicas de California carecían de agua potable gratis, incluso en las cafeterías. Había agua embotellada disponible para la compra, pero se ofrecía junto con los refrescos, el jugo y otras bebidas ricas en azúcar. (Schwartz comentó que, ahora, la ley federal dictamina que las cafeterías escolares suministren agua potable gratis durante los periodos de las comidas, y las bebidas azucaradas están prohibidas).
Animados por la solicitud de los estudiantes, Patel y sus colegas se pusieron a trabajar, y al final lanzaron el estudio Agua Primero: la idea era proveer estaciones de agua potable gratis no solo en las cafeterías, sino también en los patios y otras áreas escolares "de alto tráfico". Se evaluó el plomo en el agua para garantizar su seguridad.
El programa también implicó promoción: letreros alrededor de las escuelas, una reunión de "lanzamiento" y otras tácticas para animar a los niños a beber agua.
El nuevo estudio implicó a 18 escuelas primarias del norte de California, nueve de las cuales se asignaron al azar a implementar el programa de agua. La otra mitad sirvió como grupo de comparación.
Tras 15 meses, había una diferencia notable en la prevalencia de sobrepeso en las escuelas. En las escuelas que lanzaron el programa de agua, el porcentaje de estudiantes con un índice de masa corporal (IMC) que caían en la categoría de sobrepeso permaneció bastante estable: aumentó de un 49.5 a un 50 por ciento. (El IMC es un estimado de la grasa corporal basado en la estatura y el peso).
Esto contrastó con las escuelas de comparación, en que la cifra aumentó de un 47.7 a un 51.4 por ciento, poco menos de 4 puntos de porcentaje.
Basándose en diarios de alimentación que sus familias llevaban, los niños de las escuelas con el programa de agua redujeron su consumo general de bebidas azucaradas, aunque el efecto estaba menguando a los 15 meses. Y no hubo ningún impacto en el porcentaje de estudiantes cuyo IMC caía en el rango de la obesidad.
Pero esto no es sorprendente, apuntó Patel, dado que sería muy difícil afectar la prevalencia de la obesidad con tan solo una intervención.
Pero los hallazgos resaltan una forma sencilla para que las escuelas hagan una diferencia no solo en el aumento de peso de los niños, sino en su bienestar general, señalaron tanto Patel como Schwartz.
"Personalmente, pienso que el acceso a un agua limpia, segura y agradable es un estándar mínimo que las escuelas pueden alcanzar", dijo Schwartz. "No hay duda de que, cuando se trata de una bebida que se puede consumir a lo largo del día, el agua es la mejor opción".
Añadió que los hallazgos también contradicen la idea de los padres de que sus hijos rechazan el "agua" aburrida.
"Su hijo beberá agua si es lo que le da", aseguró Schwartz.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen consejos para ayudar a los niños a mantener un peso saludable.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Anisha Patel, MD, MSPH, MSHS, professor, pediatrics, Stanford University School of Medicine, Stanford, Calif.; Marlene Schwartz, PhD, director, Rudd Center for Food Policy and Obesity, professor, human development and family sciences, University of Connecticut, Hartford; Pediatrics, Aug. 7, 2023, online