Una región poco conocida del cerebro podría estar contribuyendo a los ataques epilépticos en algunos pacientes
La fasciola cinereum, una parte del hipocampo, parece estar involucrada en la actividad convulsiva
Un paciente al que se le extirpó esta región experimentó una disminución del 83% en las convulsiones
MIÉRCOLES, 17 de abril de 2024 (HealthDay News) -- Algunas personas con epilepsia difícil de tratar podrían beneficiarse si los médicos se dirigen a una región del cerebro que se vincula recientemente con el trastorno, sugiere un estudio reciente.
Las convulsiones se redujeron en un 83 por ciento después de que un paciente se sometiera a una cirugía en la que se extirpó casi toda la fasciola cinereum, una región del hipocampo que antes se pasaba por alto, informan los investigadores en la edición del 17 de abril de la revista Nature Medicine.
En términos prácticos, eso significa que un paciente que había estado teniendo una o dos convulsiones al mes ahora tiene una convulsión cada tres meses más o menos, según muestran los resultados.
Los hallazgos indican que las personas con epilepsia resistente a los medicamentos podrían necesitar que la fasciola cinereum sea tratada junto con otras regiones del cerebro a las que normalmente se ataca, señalaron los investigadores.
"El hipocampo es la parte del cerebro mejor estudiada con diferencia, pero se sabe sorprendentemente poco sobre la fasciola cinereum", señaló el investigador sénior, Ivan Soltesz, profesor de neurocirugía y neurociencias de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
El estándar de atención para la epilepsia cuando los medicamentos no funcionan es la cirugía, explicaron los investigadores en las notas de respaldo.
En un tipo, llamado epilepsia mesial del lóbulo temporal, las convulsiones se originan en dos regiones específicas del cerebro: la amígdala, una estructura en forma de almendra involucrada en el procesamiento de las emociones, y el hipocampo, una región necesaria para formar recuerdos.
El cerebro es simétrico, con una amígdala y un hipocampo tanto en el lado izquierdo como en el derecho, y con frecuencia las convulsiones brotan de las estructuras de un lado del cerebro, dijeron los investigadores.
Por lo tanto, los médicos usan implantes de electrodos para averiguar qué regiones están causando convulsiones, y luego extirpan esas estructuras mediante cirugía o mediante el uso de un láser para quemarlas, un proceso llamado ablación.
Debido a que hay una amígdala y un hipocampo en ambos lados del cerebro, las personas aún conservan la capacidad de formar recuerdos después del procedimiento y, por lo general, tienen efectos secundarios mínimos, dijeron los investigadores.
Pero incluso este enfoque, por terrible que parezca, falla un tercio de las veces, dijeron los investigadores.
Para averiguar por qué, los investigadores comenzaron a usar electrodos para mapear en detalle la actividad convulsiva cerebral de los pacientes.
El hipocampo, ubicado en lo profundo de cada hemisferio del cerebro cerca del nivel del oído, se parece a un caballito de mar acostado de lado con la cabeza apuntando hacia la parte frontal del cerebro, dijeron los investigadores.
El mapeo de electrodos de la actividad convulsiva observó que las neuronas de la fasciola cinereum, la punta más alejada de la cola del caballito de mar, estaban activas durante las convulsiones en ratones.
Además, los estudios con ratones indicaron que si se detenía la actividad neuronal en la fasciola cinereum, se acortaba la duración de las convulsiones en ratones.
"La actividad convulsiva en esta región podría ser un motivo por el que estas cirugías a veces fracasan", señaló el investigador colíder, el Dr. Ryan Jamiolkowski, residente de neurocirugía de Stanford Medicine.
A continuación, los investigadores se centraron en seis pacientes humanos con epilepsia, implantando electrodos para mapear la actividad de las convulsiones en sus cerebros.
La fasciola cinereum contribuyó a las convulsiones registradas en los seis pacientes, incluidos algunos episodios en los que el resto del hipocampo permaneció en silencio.
Uno de los pacientes ya había recibido tratamiento con láser para quemar su amígdala y la mayor parte de su hipocampo en el cerebro izquierdo, pero sin embargo continuó teniendo convulsiones.
El mapeo de electrodos mostró que la única parte del hipocampo que quedaba, la fasciola cinereum, estaba involucrada en esas convulsiones.
Un procedimiento láser de seguimiento quemó la fasciola cinereum y las convulsiones del paciente disminuyeron en un 83%.
Debido a la forma en que se forma el hipocampo, los futuros pacientes cuyas convulsiones involucren a la fasciola cireneo también podrían necesitar dos cirugías separadas, dijeron los investigadores.
"El hipocampo se curva como un plátano, y la fibra óptica que se usa para la ablación con láser es una línea recta", dijo Jamiolkowski en un comunicado de prensa de la Stanford.
Quemar toda la estructura "requiere diferentes trayectorias que actualmente no son factibles de combinar en un solo procedimiento", explicó Jamiolkowski.
La fasciola cinereum también podría ser el objetivo de los pacientes con convulsiones que emanan de la amígdala y el hipocampo a ambos lados del cerebro, añadieron los investigadores.
Para preservar su capacidad de formar recuerdos, a estos pacientes se les implanta un dispositivo en el hipocampo que proporciona sacudidas eléctricas para interrumpir una convulsión antes de que pueda comenzar a rodar.
"Saber qué pacientes tienen convulsiones que involucran a la fasciola cinereum nos permitiría dirigirnos a ella con ablación o neuroestimulación, y nos ayudaría a tratar a los pacientes mejor que un enfoque único para todos", dijo Jamiolkowski.
Más información
La Clínica Mayo ofrece más información sobre la epilepsia.
FUENTE: Universidad de Stanford, comunicado de prensa, 17 de abril de 2024
El tratamiento de una región poco conocida del cerebro podría ayudar a controlar las convulsiones epilépticas en algunos pacientes, informan los investigadores.