JUEVES, 4 de agosto (HealthDay News) -- Los estadounidenses toman más antidepresivos que nunca antes para lidiar con el estrés cotidiano, y los médicos que no son psiquiatras están cada vez más dispuestos a recetar los fármacos a pacientes sin un diagnóstico de salud mental, halla un estudio reciente.
Antidepresivos como Prozac, Paxil y Lexapro son ahora el tercer grupo de medicamentos más recetado en EE. UU., y muchas personas los toman para quejas menores sin estar del todo conscientes de los riesgos potenciales, advirtieron los investigadores.
"Tanto consumidores como quienes les dan las recetas de antidepresivos deben saber más sobre las indicaciones (o síntomas) para las que los antidepresivos son mejores", dijo el autor líder del estudio, el Dr. Ramin Mojtabai, profesor asociado de psiquiatría de la Facultad de salud pública Bloomberg de la Johns Hopkins, en Baltimore. "Aunque estos medicamentos no tienen muchos efectos secundarios agudos, podría haber más efectos adversos a largo plazo".
Los autores del estudio señalaron que los aumentos no necesariamente significan que los fármacos se están usando de forma inadecuada, pero es indispensable comprender por qué crece el uso de antidepresivos, y si es necesario, desarrollar políticas para asegurar que los pacientes obtengan el tratamiento más eficaz.
Usando datos de las encuestas anuales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., los investigadores revisaron los expedientes de 233,144 pacientes adultos que consultaron médicos de 1996 a 2007.
El estudio, que aparece en la edición de agosto de la revista Health Affairs, halló que el porcentaje de recetas de antidepresivos emitidas por médicos no psiquiatras se duplicó y más, al pasar de cuatro a casi nueve por ciento en el periodo de doce años.
Esto incluyó 9,454 recetas de antidepresivos para pacientes sin un diagnóstico de depresión u otra enfermedad mental que por lo general se trate con los medicamentos. Para ese grupo, la tasa aumentó de 2.5 por ciento al inicio del periodo de estudio a 6.4 por ciento, dijeron los investigadores.
El estudio advirtió que en algunos casos tal vez hubiera un diagnóstico psiquiátrico que simplemente no se había anotado en los expedientes estudiados.
En contraste, las recetas de antidepresivos para pacientes con diagnósticos como depresión mayor o crónica aumentaron en 44 por ciento, un aumento mucho más modesto.
Unos 4,000 pacientes que tenían un diagnóstico de salud mental recibieron los fármacos de médicos no psiquiatras en el periodo del estudio.
Había más probabilidades de que los medicamentos recetados a pacientes sin una afección de salud mental diagnosticada se administraran a mujeres blancas de 35 a 64 años de edad y a pacientes con seguro público y afecciones médicas crónicas, como diabetes y enfermedad cardiaca. Los datos también sugirieron que las personas que se quejaban de nerviosismo, problemas de sueño, disfunción sexual y una incapacidad para dejar de fumar podrían estar tomando antidepresivos, señaló el estudio.
Los estadounidenses recurren a los fármacos para afrontar el estrés cotidiano con más frecuencia, a medida que disminuye el estigma sobre el uso de antidepresivos, señaló Mojtabai, y anotó que más del diez por ciento de los estadounidenses toman ahora antidepresivos en cualquier año dado.
El mercadeo directo a los consumidores y los informes de menos efectos secundarios podrían explicar por qué pacientes y médicos están más abiertos a los antidepresivos, comentó.
Pero esa decisión podría tener consecuencias.
Algunas investigaciones han mostrado que la abstinencia de los antidepresivos tras muchos años "no es agradable", dijo Mojtabai, y añadió que también se ha hallado una posible relación con la diabetes. No se sabe suficiente sobre cómo resulta su uso a largo plazo, dijo Mojtabai.
"Las compañías farmacéuticas no están interesadas en los efectos a largo plazo porque no los necesitan para la aprobación de la FDA", comentó Mojtabai, refiriéndose a la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU., que aprueba los medicamentos para su uso en el país.
Otro experto concurrió en que los estadounidenses recurren más a las pastillas recetadas para afrontar los altibajos de la vida, pero señaló que en el pasado, el alcohol y otras drogas servían para lo mismo.
"Antes de los antidepresivos, muchas personas simplemente bebían y fumaban para afrontar el estrés menor", comentó Tony Tang, profesor adjunto del departamento de psicología de la Universidad de Northwestern en Evanston, Illinois.
Aunque el estudio "no resolvió el misterio" de por qué aumentan las recetas de antidepresivos, mostró "cómo los antidepresivos se usan actualmente en el mundo real" y a "escala nacional", apuntó Tang.
Es probable que hoy en día los médicos estén más conscientes de los síntomas de depresión, que ha "aumentado significativamente en la última década", comentó.
Más información
Para más información sobre la depresión, visite los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.
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