Un nuevo estudio sugiere que la ansiedad y la depresión parecen desempeñar un papel contribuyente en la larga duración del COVID
El 36 % de los participantes del estudio que percibieron haber tenido problemas de pensamiento durante el COVID prolongado, tuvieron el doble de probabilidades de experimentar también síntomas físicos a los 60 y 90 días
Los investigadores notaron que esto no significa que el COVID prolongado esté en la mente, sino que agravan los síntomas de ansiedad y depresión
VIERNES, 5 de mayo de 2023 (HealthDay News) -- Mientras intentaban desentrañar los misterios de la COVID prolongada, unos investigadores encontraron que la ansiedad y la depresión podrían tener un rol en algunas personas con la afección persistente.
En el estudio, de investigadores de la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), los pacientes que percibían que tenían más dificultades de pensamiento durante una infección con la COVID también eran más propensos a sufrir síntomas físicos persistentes que los que no reportaron problemas de pensamiento.
Alrededor de un tercio de las personas con síntomas de COVID prolongada percibían que tenían déficits de pensamiento, que se ha encontrado que se relacionan con la ansiedad y la depresión.
Estos hallazgos sugieren que los problemas psicológicos, como la ansiedad o los trastornos depresivos, podrían tener un rol en que algunas personas experimenten COVID prolongada.
"Esta percepción de los déficits cognitivos [de pensamiento] sugieren que los problemas afectivos, en este caso la ansiedad y la depresión, parecen perdurar durante el periodo de la COVID prolongada", señaló el autor sénior del estudio, el Dr. Neil Wenger, profesor de medicina de la división de investigación en medicina interna general y servicios de salud de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA.
"Esto no quiere decir que la COVID prolongada sea imaginaria, sino que es probable que no sea una sola afección, y que en cierta proporción de los pacientes es probable que haya un componente de ansiedad o depresión que la enfermedad exacerba", explicó Wenger en un comunicado de prensa de la universidad.
Para estudiarlo, los investigadores encuestaron a 766 pacientes inscritos en el Programa Ambulatorio del SARS-CoV-2 de la UCLA. Habían tenido una infección anterior confirmada con la COVID-19.
Los pacientes fueron encuestados por teléfono 30, 60 y 90 días tras el alta del hospital. En cuanto a los pacientes que no fueron hospitalizados, fueron encuestados a esos intervalos tras la fecha de una prueba positiva de COVID.
Se preguntó a los participantes si experimentaban síntomas físicos de COVID prolongada. Algunos ejemplos incluyeron: ¿Podían realizar actividades como correr, mover una mesa o subir un tramo de escalera? ¿O seguían teniendo fiebre, escalofríos, pérdida del olfato y fatiga?
La encuesta también contenía preguntas relacionadas con la función del pensamiento, por ejemplo si tenían problemas para organizarse o concentrarse en las actividades, o si habían olvidado lo que habían hablado en una conversación telefónica hacía un mes.
Poco más de un 36 por ciento de los participantes percibieron que, durante su enfermedad o en las semanas posteriores, habían tenido dificultades de pensamiento y memoria. Estos pacientes tenían el doble de probabilidades que los que no creían que habían tenido déficits de pensamiento de decir que también experimentaban síntomas físicos a los 60 y 90 días.
El estudio fue financiado por el Centro Nacional para el Avance de la Ciencia Traslacional, de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EE. UU., y se publicó en la edición en línea del 5 de mayo de la revista JAMA Network Open.
Entre las limitaciones del estudio se encontraba que las respuestas fueron subjetivas. Los investigadores tampoco tenían datos sobre la depresión y la ansiedad posibles de los participantes antes de la infección con la COVID-19. Estos hallazgos quizá no apliquen a otros grupos de pacientes, porque estos individuos fueron remitidos por médicos que pensaban que tenían un riesgo clínicamente alto de déficits del pensamiento.
"Estos hallazgos sugieren un componente psicológico sustancial de los síntomas de SARS-CoV-2 de larga duración, al menos en algunos pacientes", concluyeron los investigadores.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen más información sobre la COVID prolongada.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTE: University of California, Los Angeles, news release, May 5, 2023
Los investigadores indican que, la ansiedad y la depresión pueden jugar un papel en los síntomas de algunas personas con COVID prolongado.