Los perros sienten aflicción cuando un compañero canino muere

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Photo: Robin Foster

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JUEVES, 24 de febrero de 2022 (HealthDay News) -- Cualquiera que haya tenido más de un perro quizá ya lo haya visto: una querida mascota muere, y el perro que le sobrevive parece sufrir con la misma profundidad que el resto de la familia.

Ahora, una nueva investigación italiana se añade a las evidencias de que el mejor amigo del hombre de hecho sí llora este tipo de pérdida.

Un 86 por ciento de 426 dueños de perros que habían perdido a uno de sus animales dijeron que el perro sobreviviente mostró cambios conductuales negativos durante meses. Estos cambios incluyeron jugar y comer menos, dormir más, desarrollar miedo, y tender a gemir y ladrar con una mayor frecuencia.

Pero, ¿indica todo esto un luto canino?

"En general, las muestras de aflicción en los animales no humanos son uno de los mayores desafíos a los que la ciencia se enfrenta", reconoció la autora del estudio, la Dra. Federica Pirrone, profesora de etología veterinaria y bienestar animal del departamento de medicina veterinaria y zootecnia de la Universidad de Milán.

Pirrone anotó que "se ha descrito que otras especies sociales (como los grandes simios, las ballenas, los delfines, los elefantes y las aves) participan en rituales de muerte, en que uno podría ver la expresión del duelo".

Pero "las emociones, en particular las emociones complejas como el duelo, siguen siendo un aspecto poco claro, y por tanto interesante, de las vidas de los perros domesticados", señaló. "Al menos para nosotros los humanos".

Para comprender mejor el luto canino, el equipo del estudio administró un cuestionario a 384 mujeres y 42 hombres que habían perdido un perro hacía relativamente poco.

En promedio, los perros que murieron habían pertenecido a la familia de sus dueños durante casi 10 años, y en poco más de la mitad de los casos las muertes ocurrieron de forma inesperada.

Más de 9 de cada 10 dijeron que su perro sobreviviente había vivido con el perro que falleció durante al menos un año, y muchos dijeron que era frecuente que compartieran actividades: dos tercios de los perros habían dormido juntos, más de una cuarta parte se acicalaban entre sí, la mitad habían jugado juntos, y más de la mitad (un 54 por ciento) nunca habían peleado. Poco más de un tercio también compartían su comida, casi un 60 por ciento compartían sus juguetes, y un 86 por ciento compartían las áreas de descanso.

Tras la muerte de un perro, los cambios conductuales fueron comunes en los perros sobrevivientes, encontró el equipo, y apenas alrededor de un 13 por ciento de los dueños no observaron ningún cambio en los hábitos.

Por ejemplo, la búsqueda de atención se disparó en dos tercios de los perros sobrevivientes, mientras que un 57 por ciento comenzaron a jugar con menos frecuencia. Los niveles generales de actividad se redujeron en un 46 por ciento de los perros, mientras que alrededor de un tercio tendían a dormir más, a comer menos o a ser más miedosos. Tres de cada 10 perros ladraban y gemían más.

El equipo sí encontró que el riesgo de cambios conductuales aumentó cuando el amo estaba afligido.

En el estudio, "el nivel de miedo del perro sobreviviente se correlacionó de forma positiva con [el] nivel de sufrimiento, rabia y trauma psicológico de los dueños", apuntó Pirrone.

Los hallazgos se publicaron en la edición del 24 de febrero de la revista Scientific Reports.

Patricia McConnell, una conductista zoológica aplicada certificada, revisó los hallazgos, y piensa que todos los cambios citados en el estudio de hecho sí equivalen a expresiones de duelo canino.

"Me alegra que se realizara el estudio, porque francamente parece imposible que los perros no sientan luto", señaló McConnell. "Son muy sociales, unos de los mamíferos más sociales del mundo. Y, como mamíferos, comparten gran parte de las mismas neurobiología y fisiología que guían nuestras propias emociones".

¿Qué debe hacer si uno de sus perros muere?

Pirrone aconsejó mantener las rutinas y permanecer cerca del perro sobreviviente, para "hacer que se sienta protegido".

Pero McConnell advirtió que, igual que con el duelo humano, no hay una "cura" rápida.

En consejos que comparte en línea, McConnell anima a los dueños a también permitirse el espacio para el duelo, incluso aunque sepan que "los perros pueden tener una sensibilidad extrema a su sufrimiento y sentirse impotentes para 'curarlo' ellos mismos".

McConnell también sugiere pasar tiempo "hablando" con su perro, para mantener una conexión, al mismo tiempo que se esfuerza por seguir con una mezcla de las viejas rutinas diarias y nuevas actividades estimulantes.

Pero, al final, dijo que "los perros necesitan algo similar a lo que necesitamos nosotros: amabilidad, un cuidado cariñoso, y mucho tiempo".

Más información

Aprenda más sobre las relaciones entre los humanos y sus mascotas en el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Federica Pirrone, DVM, PhD, lecturer, veterinary ethology and animal welfare, department of veterinary medicine and animal science, University of Milan; Patricia McConnell, PhD; certified applied animal behaviorist and expert, companion animal behavior and the biology and philosophy of human/animal relationships, and adjunct professor, zoology, University of Wisconsin-Madison; Scientific Reports, Feb. 24, 2022

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