Dentro de la cabeza de la 'Hobbit'

Estudio de cráneo apoya teoría de que minúsculo fósil fue de una especie humana distinta
Published on

JUEVES 3 de marzo (HealthDay News/HispaniCare) -- Cuando murió hace 18,000 años en lo que hoy es la isla indonesa de Flores, la minúscula hembra de 30 años de edad conocida sólo como LB1 había alcanzado lo que los científicos consideran que era probablemente la estatura adulta de su tipo, 1 metro (3 pies y 4 pulgadas).

Y si bien su cabeza y cerebro medían sólo un tercio del tamaño de los de los humanos modernos, los antropólogos encontraron en el suelo cercano a los huesos señales de inteligencia y una cultura primitiva, como artefactos hechos de huesos quemados de animales, carbón vegetal y herramientas de piedra primitivas.

El inesperado descubrimiento el otoño pasado del Homo Floresiensis (apodado rápidamente "hobbit" por los antropólogos fanáticos de Tolkien) causó todo un furor en el mundo de la antropología y la ciencia evolutiva.

Si bien los paleoantropólogos que descubrieron a LB1 propusieron la teoría de que ella representaba una cepa hasta ahora desconocida de ancestros humanos del tamaño de hobbits, otros pronto los contradijeron afirmando que podría ser simplemente una antigua anomalía médica, una microcefálica ("cabeza pequeña"), y que su minúscula cabeza podía ser el resultado de la genética o de la enfermedad.

Sin embargo, una investigación publicada en la edición del 4 de marzo de Science está ayudando a descartar esa teoría.

Comparaciones detalladas de los cráneos de LB1, otros homínidos (especies parecidas a la humana) y chimpancés sugieren considerablemente que Homo Floresiensis no es una microcefálica al azar, sino una especie humana distinta, ahora extinta.

"Teníamos el cráneo de un verdadero microcefálico y su forma no era para nada parecida a la forma del cerebro del fósil LB1", apuntó el coautor del estudio, Charles Hidebolt, profesor de radiología y antropología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luís. Junto con sus coinvestigadores (que incluyen a los científicos que encontraron a LB1), consideran ahora, más que nunca, que el Homo Floresiensis es en sí mismo una especie separada.

No todos concurren. Andrew Kramer es un antropólogo de la Universidad de Tennessee especialista en el Homo erectus, otro homínido descubierto por primera vez en la isla de Java en Indonesia hace más de un siglo. No estuvo involucrado con el estudio de Science.

Aunque Kramer afirmó que nunca se suscribió a la teoría de que se trataba de microcefalia, apuntó que se inclina más hacia la idea de que LB1 es una descendiente enana de Homo erectus, no una especie única. "Siempre pensé que se parecía muchísimo a erectus, o por lo menos su cráneo", señaló. "Y con el análisis [de la forma del cráneo] provisto para este estudio, se parece aún más".

En su estudio, Hildebolt y sus colegas condujeron extensivas medidas detalladas del cráneo de LB1, además de los cráneos del Homo sapiens contemporáneo; un primo reciente (aunque ahora extinto), el Homo erectus; un pigmeo humano; un microcefálico humano; y dos ancestros mucho más antiguos de los humanos modernos, el Australopithecus africanus y el Paranthropus aethiopicus.

En el transcurso de la vida, el cerebro en desarrollo deja sutiles impresiones en el interior del cráneo, de manera que el equipo de Hildebolt pudo usar tecnologías de punta para producir "moldes internos" virtuales el 3-D de cómo los cerebros de cada uno de estos especimenes probablemente se veían.

"Las similitudes entre el molde interno de LB1 y del Homo erectus muestran una reorganización del cerebro en una dirección muy humana, alejándose de los monos ancestrales, o de la forma australopitecina del cerebro", apuntó Kramer.

El cerebro de la hobbit también era bastante diferente al de los de los humanos microcefálicos o pigmeos, lo que desbarata esa teoría, según los autores del estudio.

La prueba final fue algo llamado el surco lunar, una profunda ranura que se encuentra en los cerebros de los primates y los humanos que separa los lóbulos grandes del cerebro. Según Hildebolt, en los monos, el surco lunar ocurre más cerca del frente del cráneo, pero en LB1 (al igual que en los humanos modernos) "se encuentra desplazado hacia atrás, a una posición más posterior".

"También están los lóbulos temporales, que yacen a los lados del cerebro. Son más grandes en LB1, de manera similar a lo que se esperaría en un cerebro humano", señaló. "En los humanos [modernos], se usan para comprender el habla y la escucha".

El cerebro de LB1 también parecía estar cubierto por profundas y complejas circunvoluciones, otro indicador de desarrollo cerebral similar al humano, apuntó Hildebolt. "También hay un área justo al frente de los lóbulos frontales, llamada Área 10 de Brodmann", añadió. "En los humanos, esa área se usa para tomar la iniciativa y planear las acciones futuras".

Todo esto apunta a una inteligencia mayor y a un gran misterio, ¿Cómo (se preguntan los expertos), podía el Homo Floresiensis ser inteligente (como lo sugieren todas estas características cerebrales y las señales locales de cocimiento de los alimentos y herramientas) y sin embargo tener un cerebro un tercio del tamaño del nuestro?

"Esa es la razón por la que todos están tan sorprendidos y se muestran tan curiosos", dijo Hildebolt. "Realmente desbarata lo que hemos pensado, ya que desde el punto de vista de la evolución, siempre hemos considerado que los cerebros más grandes son mejores".

"También tenemos otras preguntas, ¿cómo llegó el Homo Floresiensis a Flores? ¿En barco?", se plantea Hildebolt. Señaló que, aún durante la marca de bajamar durante la última Edad de Hielo, la isla permaneció separada de las demás islas y de la masa principal por al menos 12 millas de profundidad de agua.

Más información

Para ver más de cerca el árbol familiar de los humanos, diríjase a la Smithsonian Institution.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

Related Stories

No stories found.
logo
spanish.healthday.com