MIÉRCOLES, 8 de mayo de 2019 (HealthDay News) -- Los virus y las bacterias son los culpables de la mayoría de las enfermedades infecciosas que asolan a los humanos. Hace poco, unos investigadores los enfrentaron entre sí, usando virus para eliminar una bacteria potencialmente letal en una chica de 15 años con fibrosis quística.
Quizá valga la pena reconsiderar este antiguo método de combatir a las infecciones bacterianas, en esta época de bacterias resistentes a los antibióticos, plantea un nuevo trabajo.
Los bacteriófagos (virus que infectan y matan a las bacterias) genéticamente modificados eliminaron de forma exitosa una fuerte infección bacteriana resistente a los antibióticos en la adolescente, que estaba gravemente enferma, señalaron los investigadores en un nuevo estudio.
"Este es el primero uso de los 'fagos' para tratar este tipo de infección con este tipo de bacteria, y es la primera vez que alguien ha usado 'fagos' que han sido genéticamente modificados para que resulten más efectivos", aseguró el coautor del estudio, Graham Hatfull, profesor de biotecnología en la Universidad de Pittsburgh.
Hace alrededor de un siglo que ronda la idea de usar bacteriófagos para combatir las enfermedades en los humanos. Pero el interés se perdió en los 40 con el descubrimiento de la penicilina y otros antibióticos, según la BioTherapeutics Education & Research Foundation.
La idea de la terapia con bacteriófagos se está replanteando ahora que algunas bacterias peligrosas están desarrollando resistencia a antibióticos de uso común.
En este caso, un coctel de tres fagos acabó con una infección con Mycobacterium abscessus de la que había sufrido la chica durante ocho años, y que resurgió cuando se sometió a un doble trasplante de pulmones como resultado de la fibrosis quística.
"Hay una necesidad urgente de terapias efectivas para la Mycobacterium abscessus, una de las bacterias más difíciles de tratar", dijo el Dr. Amesh Adalja, experto sénior en el Centro de Seguridad de la Salud Johns Hopkins, en Baltimore.
"Que esta paciente tuviera una respuesta muy positiva a las terapias intravenosas con fagos es un hito muy importante, y con algo de suerte conducirá a un mayor uso de los fagos, para esta infección en específico y para otras", aseguró Adalja, que no participó en el estudio.
"La creación de antibióticos se está estancando rápidamente, y el uso de bacteriófagos resulta cada vez más una solución importante para la crisis en ciernes de enfermedades infecciosas a la que se enfrenta el mundo", añadió.
El trasplante de los pulmones ocurrió sin ningún problema inmediato, pero luego la paciente recibió medicamentos inmunosupresores para ayudar a su cuerpo a adaptarse a los nuevos pulmones, apuntaron los investigadores.
Eso dio a la longeva infección bacteriana la oportunidad de propagarse, a pesar del tratamiento con múltiples antibióticos intravenosos.
La herida quirúrgica de la chica se infectó, el hígado se inflamó, y le salieron llagas en más de 20 lugares en las piernas, los brazos y los glúteos, dijeron los investigadores.
"La paciente no respondía a los antibióticos", dijo Hatfull. "Tenemos experiencia en el estudio de los bacteriófagos, así que pensamos en intentar encontrar fagos en nuestra colección que infectarían y matarían a esta cepa bacteriana en particular".
Al final, los investigadores identificaron a tres fagos distintos que podrían matar efectivamente a la bacteria. Mejoraron a los virus genéticamente para hacerlos más capaces de atacar a la infección.
Administraron los fagos por vía intravenosa y tópicamente en las lesiones cutáneas infectadas. En un plazo de seis meses, la herida quirúrgica y las lesiones de piel sanaron, sin efectos secundarios adversos, apuntaron los investigadores.
La terapia con bacteriófagos tiene un inmenso potencial, porque solo atacan a las bacterias específicas que consideran enemigas, comentó Hatfull.
"Es especificidad es un gran contraste respecto a los antibióticos, que con frecuencia simplemente acaban con cualquier bacteria en el cuerpo", dijo Hatfull.
Pero esa especificidad también es una desventaja.
"Con frecuencia, son tan específicos que aunque pueden infectar y ser útiles para la cepa que infecta a un paciente, quizá no ataquen a una bacteria muy similar que infecte a otros pacientes", lamentó Hatfull. "Ese es el verdadero problema respecto a un uso más amplio de los fagos".
La investigación genética sobre los fagos y cómo eligen a sus objetivos podría ayudar a ampliar la terapia con bacteriófagos como alternativa a los antibióticos, planteó Hatfull.
"Si pudiéramos comprenderlo a un nivel más básico de investigación, quizá entonces podríamos extender lo que parece ser un buen resultado para un paciente a un tratamiento que se pueda usar con una utilidad más amplia en más pacientes", añadió Hatfull.
Los resultados del estudio aparecen en la edición en línea del 8 de mayo de la revista Nature Medicine.
Más información
La BioTherapeutics Education & Research Foundation ofrece más información sobre la terapia con bacteriófagos.
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