LUNES, 22 de marzo de 2021 (HealthDay News) -- Un episodio de COVID-19 parece afectar a otro órgano: la tiroides.
Unos investigadores italiano examinaron las tiroides de docenas de pacientes que se habían recuperado de casos entre moderados y graves de COVID-19. El estudio encontró evidencias de que la infección con el SARS-CoV-2 podría desencadenar una inflamación en la glándula en algunos pacientes.
Pero todavía no está claro si esa inflamación puede provocar una disfunción a largo plazo.
"Tras tres meses, la función de la tiroides de los pacientes se ha normalizado, pero alrededor de un tercio de los pacientes seguían teniendo señales de inflamación", comentó la investigadora principal, la Dra. Ilaria Muller, de la Universidad de Milán, en un comunicado de prensa de la Sociedad Endocrina (Endocrine Society). Su equipo presentó sus hallazgos el lunes en la reunión anual virtual de la Sociedad Endocrina.
La tiroides es una glándula en forma de mariposa ubicada en la base de la parte delantera de la garganta. Es muy importante para una amplia variedad de funciones fisiológicas, entre ellas el metabolismo.
El grupo de Muller anotó que, en primavera de 2020, un 15 por ciento de los pacientes con COVID-19 hospitalizados en las unidades de cuidados intensivos de un centro médico de Milán presentaron cambios en las hormonas tiroideas debido a varias causas, entre ellas una inflamación de la tiroides.
En comparación, apenas un 1 por ciento de los pacientes hospitalizados en el mismo periodo de 2019 tuvieron cambios en las hormonas tiroideas.
Las infecciones virales pueden desencadenar una inflamación de la glándula tiroides, conocida como tiroiditis.
"No es algo único, que ocurra una tiroiditis subaguda tras una infección viral significativa", anotó la Dra. Minisha Sood, una experta de EE. UU. que no participó en la nueva investigación.
"Los casos típicos de tiroiditis subaguda se resuelven tras varias semanas", añadió Sood, endocrinóloga del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.
Para investigar si la tiroiditis asociada con la COVID-19 sigue el mismo patrón que la inflamación de la tiroides provocada por otros virus, el grupo de Muller inició un programa de vigilancia para evaluar la función tiroidea de los pacientes cada tres meses después de que estuvieran hospitalizados por una COVID-19 de moderada a grave.
Usaron pruebas de sangre y ultrasonido para evaluar la función tiroidea de los pacientes y revisar las señales de inflamación.
Los investigadores encontraron que la tiroiditis en las personas con una COVID-19 de moderada a grave difiere de varias formas de la tiroiditis típica. Por ejemplo, hay una ausencia del dolor de cuello típico que acompaña a la afección. Muchos pacientes también tuvieron una disfunción tiroidea leve, y las tasas de problemas de la tiroides fueron más altas entre los hombres que entre las mujeres. La disfunción tiroidea también pareció vincularse con unos casos más graves de la enfermedad por la COVID-19, reportó el equipo italiano.
Hasta ahora, 53 pacientes han completado la evaluación a los tres meses.
"Seguimos monitorizando a estos pacientes para ver qué sucede en los próximos meses. Es importante saber si el SARS-CoV-2 tiene algún efecto negativo de inicio tardío en la glándula tiroides, para diagnosticar, y al final tratar, la afección con rapidez", dijo Muller.
Los hallazgos presentados en reuniones médicas se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales, y Sood advirtió que "es demasiado pronto para sacar conclusiones".
Sin embargo, Sood considera que "la monitorización continua de la función tiroidea en una persona con síntomas que tan siquiera sugieran tiroiditis es importante si han tenido COVID-19".
Más información
La Asociación Americana de la Tiroides (American Thyroid Association ) ofrece más información sobre la tiroiditis.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Minisha Sood, MD, endocrinologist, Lenox Hill Hospital, New York City; The Endocrine Society, news release, March 20, 2021