Los niños de dos años imitan los hábitos de tabaquismo y bebida de sus padres

En una imitación de compras, algunos niños incluso eligieron marcas de cigarrillos, encontró un estudio

MARTES 6 de septiembre (HealthDay News/HispaniCare) -- Padres, sus hijos los observan: Un estudio reciente encuentra que incluso los niños de 2 años tienen más probabilidades de "fumar" y "beber" durante sus juegos si sus padres fuman y beben regularmente.

También era más probable que los bebés imitaran estas peligrosas actividades adultas si eran expuestos regularmente a películas con clasificación de PG-13 o R, encontraron los investigadores.

El que los hábitos de los padres puedan influenciar los hábitos de tabaquismo y bebida de los hijos no es nada nuevo, afirmó la investigadora líder Madeline Dalton, directora del Centro Infantil Hood y del Programa de Investigación de Salud Familiar Comunitaria de la Facultad de Medicina de Dartmouth en Lebanon, New Hampshire.

"Lo que es nuevo en este estudio es realmente la edad", apuntó.

"Muchas personas han evaluado las influencias sociales del uso del tabaco y el alcohol. El tabaquismo y consumo de alcohol de los padres son pronosticadores potentes del uso de sus hijos", añadió, anotando que eso se ha sabido durante mucho tiempo en los adolescentes. "Lo que deseábamos hacer era comenzar a evaluar niños más pequeños".

En un informe de la edición de septiembre de Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, el equipo de Dalton observó a 120 niños, entre 3 y 6 años de edad, que jugaban con dos muñecos. Al niño se le pedía que hiciera de cuenta que era uno de los muñecos mientras el investigador pretendía ser el otro muñeco.

Al niño también se le pidió hacer de cuenta que él o ella era el anfitrión y había invitado al otro muñeco a ver una película y a comer algo.

Cuando el investigador-amigo decía que no había nada que comer, al niño se le invitaba a comprar en una tienda de abarrotes de juguete y los investigadores registraban lo que compraba.

Para los experimentos en los que participaron los niños de 2 años, al niño simplemente se le daba una muñeca y se le pedía que la llevara de compras.

En total, el 28 por ciento de los niños compró cigarrillos mientras que el 61 por ciento compró alcohol en estas "salidas de compras". Entonces, los investigadores compararon los hábitos de compra con información que habían recogido sobre los hábitos de tabaquismo, consumo de alcohol y películas de los padres.

Encontraron que los niños tenían casi cuatro veces más probabilidades de comprar cigarrillos si sus padres fumaban, y tres veces más probabilidades de elegir vino o cerveza si sus padres consumían alcohol por lo menos una vez al mes.

Los niños a quienes se les permitía ver películas con clasificación PG-13 ó R tenían cinco veces más probabilidades de elegir vino o cerveza cuando compraban que los niños restringidos a películas con clasificación G. Según los investigadores, las imágenes de los adultos que beben que se ven en las películas clasificadas para adultos podrían estar influyendo sobre estas decisiones de "compra" a favor del alcohol en los jovencitos.

El estudio es el primero en demostrar que los niños preescolares tienen lo que Dalton llama "guiones cognitivos sociales" de la vida social adulta, conductas que se perciben como apropiadas.

Algunos de los niños incluso reconocieron nombres específicos de marcas de cigarrillos, encontraron los investigadores, debido a las marcas que sus padres fumaban. Otros jugaron a encender cigarrillos o servir bebidas.

Los hallazgos del estudio no sorprenden a Danny McGoldrick, director de investigación de la Campaign for Tobacco-Free Kids.

"Es un estudio interesante", aseguró. "Pienso que simplemente apunta al ambiente social en que crecen los niños. Uno ve esos anuncios que dicen 'Hable con sus hijos' [sobre no fumar]. Pero lo mejor que los padres pueden hacer es no fumar ellos mismos. Fumar afecta inmensamente a los niños, no sólo por el humo de segunda mano sino por el modelamiento de roles".

Si los padres no pueden dejarlo, apuntó McGoldrick, deberían "por lo menos hacer del hogar una zona libre de humo".

La investigación realmente abrió los ojos a Dalton, tanto en lo profesional como en lo personal. "Nunca es demasiado pronto para hablar con sus hijos sobre el alcohol y los cigarrillos", señaló.

"Ciertamente, hay muchas ocasiones en las que usar alcohol es socialmente apropiado", apuntó, "pero necesitamos balancear eso con un claro mensaje sobre evitar su mal uso".

Dalton afirmó que se dio cuenta de que su hábito de ofrecer a sus invitados vino o cerveza cuando llegan a su casa daba a sus hijos pequeños el mensaje equivocado. "Ahora, cuando tengo invitados, les pregunto si les puedo ofrecer algo. 'Tenemos agua, jugo, leche, soda, cerveza o vino'. Simplemente para que [sus hijos sepan] que elegir algo diferente es socialmente apropiado".

Más información

Para más información sobre cómo mantener a los jóvenes libres del tabaco, visite la Campaign for Tobacco-Free Kids.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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