VIERNES, 11 de agosto de 2023 (HealthDay News) -- Un único circuito cerebral programado podría ser responsable del impulso sexual masculino, informa un nuevo estudio con ratones.
En ratones de laboratorio, los investigadores identificaron una región del cerebro que controla el interés sexual, la libido, la conducta de apareamiento y el placer, señaló el investigador sénior, el Dr. Nirao Shah, profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en California.
Esta región utiliza señales sensoriales del ambiente para reconocer el sexo de otro ratón, indicando "es una hembra, si está dispuesta, quizá pueda aparearme", comentó Shah.
"Entonces, este circuito transforma a este reconocimiento en el deseo de aparearse y en el acto de apareamiento", añadió. "Además, el circuito permite que la conducta sea placentera, de forma que los animales busquen hacerlo de nuevo, algo que es muy importante, porque para que una especie sobreviva, los animales deben reproducirse".
Aunque este estudio fuera en ratones, Shah dijo que unas estructuras cerebrales similares se han encontrado en otros mamíferos, y quizá incluso en los humanos.
"Pensamos que hay contrapartes anatómicas análogas en el cerebro humano, pero, por supuesto, su función en el cerebro humano está por determinarse", anotó.
En sus experimentos, el equipo de Shah utilizó ratones macho adultos vírgenes que no habían visto a una ratona tras ser destetados cuando tenían unas tres semanas de edad. De esta forma, la actividad cerebral y la conducta que observaron no podía haber sido conformada por influencias sociales.
Los investigadores mapearon de forma meticulosa las células y las conexiones cerebrales que componen a este circuito en particular, llamado área preóptica del hipotálamo (APO).
Un trabajo anterior del equipo de la investigación encontró que podían activar y desactivar el reconocimiento de una ratona desconocida al manipular las neuronas que comunican a la APO con la amígdala, que es el centro de las emociones humanas.
Las señales específicas provenían de una parte de la amígdala llamada núcleo del lecho de la estría terminal (NLET).
"No teníamos ningún motivo para creer que esta región de la APO no solo controlaría el acto de apareamiento, sino que también regularía el deseo de aparearse o las sensaciones de placer provocadas por el apareamiento", apuntó Shah.
"En principio, estos tres aspectos de la conducta sexual (el acto de apareamiento, el acto físico en sí, el impulso de aparearse y el placer que conlleva) podrían estar incorporados en distintas regiones del cerebro", añadió. "Pero lo que encontramos es que la APO tiene estos atributos".
En este nuevo estudio, los investigadores se enfocaron en un pequeño grupo de neuronas genéticamente únicas del NLET, que segregan una proteína, o péptido, de señalización lenta, llamada sustancia P.
Los científicos también encontraron otro pequeño grupo de neuronas en la APO que portaban receptores de la sustancia P, lo que en esencia forma una conexión con las neuronas del NLET.
Las neuronas de la APO incrementaban su actividad cuando las neuronas del NLET que segregan sustancia P las estimulaban. Y de unos 10 a 15 minutos después de que esto sucediera, los ratones macho pasaban por la secuencia completa de conducta de apareamiento: montaban, penetraban y eyaculaban.
La sustancia P sensibiliza a las neuronas de la APO para que se vuelvan cada vez más activas, concluyeron los investigadores.
Infundir el péptido directamente en la APO aceleraba la conducta de apareamiento. De hecho, la activación directa del circuito incluso condujo al apareamiento con objetos inanimados, mostraron los hallazgos.
La estimulación de la APO también redujo el periodo refractario de los ratones, es decir, el tiempo de recuperación requerido antes de que se restauren el deseo y la capacidad sexuales tras la eyaculación.
En los ratones utilizados en este estudio, el periodo refractario normal es de cinco días. Pero estimular la APO con la sustancia P hizo que los ratones macho que acababan de eyacular repitieran su rutina de apareamiento de inmediato.
"Tardaron un segundo o menos en reanudar la actividad sexual", apuntó Shan en un comunicado de prensa. "Es una reducción de más de 400,000 veces en el periodo refractario".
Por otro lado, bloquear la APO eliminó del todo el impulso de apareamiento de los ratones macho, dijo Shah.
"Cuando desactivamos el centro, la APO en el ratón macho, simplemente deja de aparearse", observó Shah. "Aunque haya una hembra dispuesta en la jaula. Aunque no haya peligro. Aunque haya bastante comida. Simplemente deja de aparearse".
Apuntó que no parece que haya ningún otro efecto que los investigadores puedan ver.
"Camina por ahí con normalidad. No hay problemas en otras conductas, por ejemplo agresividad. De cualquier forma lucha con los machos, porque son competidores. Simplemente no se aparea", comentó Shah.
Además, las neuronas que contienen el receptor de la sustancia P en la APO se conectan con dos centros cerebrales en vía descendente, que se sabe que son esenciales para el movimiento voluntario y para experimentar o anticipar el placer.
"Un punto importante es que existen estructuras similares en criaturas menos complejas que los ratones, como las aves, que ni siquiera son mamíferos", aclaró Shah.
"En monos, unos estudios realizados hace unos años mostraron que activar uno de los centros con que trabajamos en los ratones en realidad provoca la conducta de apareamiento, lo que sugiere una correspondencia funcional entre las contrapartes de los ratones y de los monos en el cerebro", añadió.
"Parece haber correspondencias anatómicas entre las aves, los ratones, los monos y los humanos en estas regiones cerebrales, y también parece haber una correspondencia funcional entre los ratones y los monos", dijo Shah.
Los hallazgos podrían conducir a medicamentos que calmen al circuito sexual en el cerebro de los hombres con unos impulsos sexuales hiperactivos. De forma alternativa, unos nuevos tratamientos podrían mejorar la libido en los hombres que carecen de deseo sexual.
"Si estos centros existen en los humanos, y ahora sabemos dónde buscarlos, debería ser posible diseñar unas moléculas pequeñas que se puedan usar para regular a estos circuitos", planteó Shah.
"Pero no se sabe si esto es factible, porque primero deberíamos identificar estos centros en el cerebro humano y, además, regular la libido es muy complejo en los humanos, con muchas implicaciones sociales, políticas, éticas y de otros tipos que se deben resolver antes de pensar en un método de este tipo", agregó.
Un medicamento de estimulación sexual dirigido al equivalente de la APO en los humanos funcionaría de una forma muy distinta que fármacos para la disfunción eréctil, como Viagra, observó Shah.
En lugar de estimular el flujo sanguíneo a los vasos sanguíneos pequeños, estos medicamentos actuarían directamente en el área específica del cerebro que controla a la libido masculina, explicó.
El grupo de Shah también está intentando encontrar unos circuitos equivalentes en el sexo femenino.
El nuevo estudio se publicó en la edición en línea del 11 de agosto de la revista Cell.
Más información
La Clínica Cleveland ofrece más información sobre el ciclo de la respuesta sexual.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Nirao Shah, MBBS, PhD, professor, psychiatry and neurobiology, Stanford University School of Medicine, Palo Alto, Calif.; Cell, Aug. 11, 2023, online