LUNES, 13 de junio de 2016 (HealthDay News) -- Muchos adultos mayores que residen en hogares de ancianos se enfrentan a las conductas agresivas o perturbadoras de sus compañeros de residencia, sugiere un estudio reciente.
El estudio encontró que uno de cada cinco residentes de un hogar de ancianos había estado involucrado en un incidente con un compañero de residencia en el mes anterior.
Lo más frecuente es que se tratara de un altercado verbal, en el que un residente gritara o insultara a otro. Pero algunos adultos mayores estuvieron involucrados en un altercado físico, y algunos experimentaron una conducta sexual inadecuada, encontró el estudio.
La Dra. Lisa Gibbs, una especialista en geriatría que no participó en el estudio, afirmó que los hallazgos eran "iluminadores" y "algo sobre lo que debemos hablar".
"En los hogares de ancianos, nos enfocamos mucho en las afecciones médicas de los residentes", dijo Gibbs, jefa de geriatría y gerontología de la Universidad de California, en Irvine.
"Hemos trabajado en áreas como la reducción de los errores médicos, y la prevención de las caídas y las llagas por presión [en la piel]", comentó Gibbs. "Y todo eso es importante. Pero también podemos reducir la prevalencia de este tipo de maltrato".
El estudio incluyó a 10 hogares de ancianos estatales elegidos al azar en el estado de Nueva York. Los investigadores recolectaron información sobre el "maltrato" entre residentes a través de entrevistas con los residentes y el personal, la revisión de los expedientes y la observación directa.
De más de 2,000 residentes, alrededor del 20 por ciento habían estado involucrados en al menos un incidente en el último mes, mostraron los hallazgos. Hombres y mujeres se veían afectados por igual.
Poco más del 9 por ciento de los residentes habían tenido un pleito verbal, mientras que alrededor del 5 por ciento habían estado en un incidente físico, que incluía golpes y empujones. Alrededor del 4 por ciento había tenido un problema de "invasión de la privacidad", y el 0.6 por ciento habían experimentado un incidente sexual, como un toqueteo inadecuado, encontraron los investigadores.
Pero nadie culpa a los propios residentes.
Con frecuencia, los residentes de hogares de ancianos están en alguna etapa de la demencia. Incluso cuando no es así, podrían sufrir de ansiedad o depresión, apuntó Gibbs.
El estudio sí encontró que los incidentes eran más comunes en las unidades de demencia de los hogares de ancianos. Por otro lado, una cuarta parte de los residentes sin síntomas de demencia estuvieron involucrados en al menos un incidente.
"Los hogares de ancianos deben prestar atención a este tema, e implementar formas compasivas y respetuosas de afrontarlo", comentó la Dra. Laura Mosqueda, otra especialista en geriatría que revisó el estudio.
Una forma es identificar a los residentes que parecen tener problemas entre sí y limitar sus interacciones, según Mosqueda, directora del Centro Nacional sobre el Abuso en las Personas Mayores de la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles.
Evaluar la salud mental de los residentes (incluyendo los síntomas de ansiedad y depresión) también es clave, dijo Mosqueda.
Gibbs se mostró de acuerdo, y también apuntó a otros problemas. "Quizá tengan dolor o estén afrontando una pérdida de la función, y la pérdida de la vida que conocían", planteó.
Parte de la solución del problema, según Gibbs, es "comprender a cada residente como una persona completa".
Y, anotó Mosqueda, no está claro cómo el entrenamiento del personal encaja en este panorama. "¿Está el personal entrenado para intervenir de forma adecuada? ¿Reconocen lo que sucede? Si es conducta que se ve todo el tiempo, podrían pensar que es normal", sugirió.
Pero un hallazgo del estudio ofrece algo de contexto. Los incidentes fueron más comunes en las unidades con relativamente menos asistentes certificados de enfermería, los miembros del personal que son responsables del cuidado cotidiano de los residentes.
"Eso podría ser una señal de una negligencia sistémica en el hogar de ancianos", apuntó Mosqueda.
Ella y Gibbs ofrecieron un consejo similar a las familias que tengan a un ser querido en un hogar de ancianos: visitar con regularidad y observar lo que sucede, incluyendo las áreas comunes. Y también note si los miembros del personal son observadores.
Si cree que hay un problema, aconsejó Mosqueda, puede hablar con la administración del hogar de ancianos, o comunicarse con el defensor local de los cuidados a largo plazo. Los defensores del pueblo son defensores certificados que pueden ayudar a resolver los problemas entre los residentes (o sus familias) y los centros de cuidados a largo plazo.
"Si se pone en contacto con el defensor del pueblo, un observador independiente irá [al hogar de ancianos] y revisará cómo van las cosas", dijo Mosqueda.
Gibbs dijo que también es importante que los hogares de ancianos ofrezcan a los residentes actividades diarias que les mantengan ocupados y ofrezcan una válvula de escape.
"Debemos garantizar que tengan interacciones gratificantes con otras personas", enfatizó.
Los investigadores, dirigidos por el Dr. Mark Lachs, del Colegio Médico Weill Cornell, en la ciudad de Nueva York, reportaron los hallazgos en la edición en línea del 13 de junio de la revista Annals of Internal Medicine.
Más información
El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EE. UU. ofrece consejos para elegir un hogar de ancianos.
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