LUNES, 7 de octubre de 2019 (HealthDay News) -- Más adolescentes están intentando suicidarse mediante sobredosis de medicamentos, y una nueva investigación sugiere que con frecuencia recurren a medicamentos sin receta como el ibuprofeno y la aspirina para hacerlo.
Los antidepresivos, los antipsicóticos y los antihistamínicos también fueron opciones comunes, añadieron los investigadores.
"Vimos unos crecientes intentos de suicidio entre los jóvenes con medicamentos fácilmente disponibles en casa", comentó el autor del estudio, John Ackerman, coordinador de prevención del suicidio en el Centro de Prevención e Investigación del Suicidio del Hospital Pediátrico Nacional en Columbus, Ohio.
"Las personas creen que los jóvenes piensan con profundidad en qué fármaco tomar, pero cuando alguien está en crisis, recurre a lo que hay en el botiquín. Estos fármacos tienen unos resultados médicos muy graves para los jóvenes", agregó Ackerman.
Las chicas fueron mucho más propensas que los chicos a intentar suicidarse mediante lo que se conoce como "autointoxicación", y los intentos de suicidio por autointoxicación en los niños y adolescentes son más frecuentes en las comunidades rurales. Esos tipos de intentos de suicidio ocurrían con mayor frecuencia durante el año escolar, encontró el estudio.
Cuando las personas sobreviven a un intento de suicidio por autointoxicación, podrían tener problemas cardiacos o convulsiones más adelante. Ackerman dijo que los medicamentos también podrían tener un impacto en la función cerebral.
"Este trabajo es un llamamiento a la acción para que los padres aumenten sus prácticas de almacenamiento seguro y hablen con sus hijos sobre sus problemas de la salud mental", añadió. "Pregúnteles a sus hijos cómo les está yendo.
Los padres quizá crean que es imposible impedir que los jóvenes tengan acceso al botiquín". "Pero si añade barreras (como un botiquín con candado o una caja fuerte, y contar los medicamentos), esas tareas, que parecen sencillas, pueden ayudar. Pueden ser un puente para que un niño o adolescente vea otras opciones", explicó Ackerman.
De 2000 a 2018, más de 1.6 millones de jóvenes de 10 a 25 años intentaron suicidarse mediante la autointoxicación. Las tasas de esos intentos de suicidio en los jóvenes de 10 a 18 años comenzaron a aumentar en 2011, encontró el estudio.
Casi una cuarta parte de esos intentos tuvieron un resultado médico grave. Los fármacos que más se utilizaron en esos intentos fueron analgésicos sin receta, antidepresivos, antihistamínicos y antipsicóticos. Los opioides estuvieron implicados en un 7 por ciento de los casos con un resultado médico grave.
Los medicamentos para el TDAH fueron de uso común en el grupo más joven, los que tenían de 10 a 15 años.
Los estados con menos densidad poblacional tuvieron más probabilidades de reportar casos que acabaran en resultados médicos graves.
"Las comunidades rurales tienen un riesgo más alto. Quizá sea el aislamiento social, la falta de acceso a la atención de la salud mental, y los factores económicos", sugirió Ackerman.
En los jóvenes de hasta 18 años, los intentos de suicidio por autointoxicación ocurrieron con mayor frecuencia durante los meses escolares, de septiembre a mayo. Ese patrón no se observó en el grupo de 19 a 21 años. El grupo de 22 a 25 años tuvo un aumento en los meses de verano.
"Los más jóvenes parecen ser más vulnerables durante el año escolar", apuntó Ackerman. Aunque el estudio no exploró las causas de los hallazgos, dijo que es probable que el estrés escolar, las conductas paritarias, el acoso y los medios sociales tengan un rol.
Daniel Reidenberg, director ejecutivo de Suicide Awareness Voices of Education, revisó el estudio, e indicó que "en una crisis suicida aguda, las personas recurren a los medios más rápidos y fácilmente accesibles".
Dijo que por lo general hay señales antes de que alguien alcance un nivel de crisis. "Las personas podrían tener dificultades para dormir, quizá no tengan apetito, podrían hablar sobre dolores y tener otras quejas sobre problemas físicos. No quieren ir a la escuela. No quieren interactuar con los amigos", observó Reidenberg.
Que alguien diga que es una carga o que no tiene esperanzas para el futuro es incluso más preocupante. Quizá comiencen a buscar formas de morir o a hablar sobre el suicidio.
Reidenberg dijo que una señal importantísima de advertencia es que alguien no pueda dormir durante unos días. "La ansiedad y la agitación empeoran a medida que la persona se pone más enferma. Es importantísimo que se monitorice el sueño de cualquiera que pueda estar en riesgo de suicidio. Notar los patrones alterados del sueño de los adolescentes puede ser difícil, pero si están uno, dos o tres días sin dormir, debe tener una conversación, y ojalá la ayuda de un profesional".
Reidenberg anotó que las conexiones son esenciales. "Mientras más conexiones tienen las personas, mejor les va. Una sensación de soledad aumenta la sensación de distrés y el riesgo de suicidio".
Si encuentra que su hijo ha intentado una autointoxicación, Ackerman señaló que es importante llevarlo a emergencias de inmediato. Mientras antes reciba ayuda, mayores probabilidades tiene de un buen resultado.
Los hallazgos se publicaron el 7 de octubre en la revista Clinical Toxicology.
Más información
Si usted o alguien a quien conoce está en crisis, llame a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 1-800-273-8255 para obtener una consejería de crisis anónima y gratis en cualquier momento. Para más información sobre las señales de advertencia del suicidio, visite SAVE (Suicide Awareness Voices Education).
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