JUEVES, 11 de agosto de 2022 (HealthDay News) -- Todo el que haya tenido un grande y doloroso cálculo renal quiere evitar que el episodio se repita. Ahora, un nuevo ensayo confirma una estrategia preventiva: eliminar los pequeños cálculos "silenciosos" antes de que den problemas.
Cuando las personas desarrollan un cálculo renal que es suficientemente doloroso como para requerir la eliminación, las pruebas de imágenes con frecuencia revelan que también tienen unos cálculos asintomáticos más pequeños. Y los médicos saben que hay muchas probabilidades de que estos cálculos puedan provocar síntomas más adelante.
La situación parece una obviedad: si de cualquier forma se va a someter a una cirugía, saque esos cálculos pequeños antes de cerrar. Y para muchos urólogos que tratan los cálculos renales, esta es una opción obvia.
Pero el nuevo estudio, que se publicó en la edición del 11 de agosto de la revista New England Journal of Medicine, puso esta suposición a prueba.
Los investigadores reclutaron a 73 pacientes a quienes se iban a sacar unos dolorosos cálculos renales, y los asignaron al azar a uno de dos grupos: en uno, los urólogos eliminaron cualquier cálculo pequeño y asintomático de los riñones; en el otro grupo, estos cálculos se dejaron donde estaban.
Al final, la diferencia fue clara: los pacientes que se sometieron a la eliminación preventiva de los cálculos tuvieron una reducción del 82 por ciento en las probabilidades de una recaída a lo largo de los cuatro años siguientes. La recaída significaba otro episodio de cálculos renales dolorosos, o que los cálculos que se dejaron en su sitio estaban habían crecido.
"No pienso que los urólogos que realizan esta [eliminación preventiva] se sorprenderán de estos hallazgos", señaló el Dr. David Goldfarb, especialista renal de la Facultad de Medicina Grossman de la NYU, en la ciudad de Nueva York.
"Este resultado tiene sentido. Se podría considerar como una obviedad", apuntó Goldfarb, que es autor de un editorial que se publicó con el estudio.
Pero sigue habiendo algunas preguntas. Goldfarb anotó que los investigadores del estudio son unos endourólogos expertos, es decir, unos urólogos que se especializan en técnicas mínimamente invasivas para eliminar los cálculos renales.
No está claro si los pacientes podrían anticipar los mismos resultados independientemente de quién realiza la eliminación de los cálculos.
Goldfarb también apuntó a una pregunta "provocadora": ¿Se deberían eliminar los cálculos renales pequeños y asintomáticos aunque no haya un gran cálculo problemático que extirpar? Este estudio no responde a esta pregunta, apuntó.
Los cálculos renales son comunes, y afectan a alrededor de un 10 por ciento de las personas en algún momento, según la National Kidney Foundation.
Con frecuencia, un cálculo se puede expulsar en la orina sin demasiada agonía. Pero cuando un cálculo de mayor tamaño provoca un bloqueo en la orina o un dolor insoportable, el tratamiento es necesario.
Hoy en día, lo más frecuente es que esto implique el uso de un tubo delgado y flexible con una cámara, llamado ureteroscopio: la sonda se lleva a través de la uretra y la vejiga hasta el cálculo, y el médico utiliza unos instrumentos especiales para cogerlo. En los casos en que el cálculo es muy grande, se podría eliminar a través de una pequeña incisión en la espalda, un procedimiento que se llama nefrolitotomía percutánea.
En el nuevo estudio, unos investigadores dirigidos por el Dr. Mathew Sorenson, de la Universidad de Washington, reclutaron a pacientes que necesitaban la eliminación de un cálculo sintomático. La mayoría se iban a someter a una ureteroscopia, mientras que unos pocos iban a recibir una nefrolitotomía percutánea.
Todos los pacientes tenían entre uno y tres cálculos sintomáticos. Los investigadores asignaron al azar a 38 a que se eliminaran esos cálculos de forma preventiva mediante la ureteroscopia, mientras que en 35 pacientes se dejaron los cálculos asintomáticos donde estaban.
A lo largo de los próximos cuatro años, un 16 por ciento de los pacientes del grupo preventivo sufrieron una recaída, frente a un 63 por ciento de los pacientes del grupo de comparación. Muchas de las personas que sufrieron recaídas acabaron en emergencias, necesitaron una cirugía, o ambas cosas; otras mostraron un crecimiento en los cálculos que se dejaron en su lugar.
El Dr. Philip Zhao es un urólogo de Langone Health de la NYU que trata los cálculos renales. Dijo que ya es estándar eliminar los cálculos asintomáticos cuando se realiza un procedimiento para uno problemático.
"Es sentido común y una buena práctica", aseguró Zhao, que no participó en el estudio. "Si ya está ahí, elimine todos los cálculos".
El nuevo ensayo, comentó, en realidad puso esa práctica a prueba, y "básicamente probó lo obvio".
Hay casos en que los cálculos renales se tratan de forma no invasiva, con un procedimiento llamado litotrisia con ondas de choque. Administra unas ondas de sonido de alta energía a través de la piel, para romper el cálculo en minúsculos fragmentos que pueden salir.
Pero, dijo Zhao, este método está cayendo en desuso, en parte porque deja en su sitio a los cálculos pequeños y a fragmentos de cálculos.
Incluso cuando se eliminan los cálculos secundarios, es posible que se formen nuevos cálculos. Zhao aseguró que es importante que las personas que han tenido cálculos hablen con el médico sobre formas de prevenir otros, lo que incluye a cambios en la dieta y en el estilo de vida.
Goldfarb anotó que los cálculos tienden a ser "estacionales", es decir, son más comunes cuando hace calor porque las personas sudan más y orinan menos, lo que puede facilitar la formación de los cálculos. Así que es importante mantener la producción de orina al beber mucha agua, añadió.
Más información
El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de EE. UU. ofrece más información sobre los cálculos renales.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: David Goldfarb, MD, professor, medicine, NYU Grossman School of Medicine, clinical chief, nephrology, NYU Langone Health, New York City; Philip Zhao, MD, chief, Urology Stone Program, Tisch Hospital, assistant professor, urology, NYU Grossman School of Medicine, New York City; New England Journal of Medicine, Aug. 11, 2022