MIÉRCOLES 9 de enero (HealthDay News/Dr. Tango) -- Investigadores daneses informan que beber de manera moderada y mantenerse físicamente activo es la fórmula para mantener alejada la enfermedad cardiaca.
De hecho, las personas que no bebían ni eran físicamente activas tenían un riesgo entre treinta y 49 por ciento más alto de desarrollar enfermedad cardiaca que las personas que bebían, hacían ejercicio o ambos.
"Este estudio coincide con varios estudios anteriores que han mostrado que la actividad física en el tiempo libre y el consumo moderado de alcohol se relacionan con un menor riesgo de mortalidad cardiovascular y por todas las causas", apuntó el Dr. Gregg C. Fonarow, profesor de cardiología de la Universidad de California en Los Ángeles.
"Sin embargo, es muy importante anotar que estos hallazgos, sobre todo en cuanto al consumo de alcohol, nunca se han verificado en ensayos clínicos aleatorios, lo cual es necesario antes de realizar ninguna recomendación sobre el uso del alcohol para la reducción del riesgo cardiovascular", advirtió Fonarow.
En el estudio, Morten Gronbaek, director de investigación del Instituto nacional de salud pública de la Universidad del sur de Dinamarca en Copenhague y sus colegas, recolectaron datos sobre 11,914 hombres y mujeres daneses a partir de los veinte años de edad que participaron en el Estudio cardiaco de la ciudad de Copenhague.
Durante un seguimiento promedio de veinte años, 1,242 personas murieron de enfermedad cardiaca y 5,901 murieron de otras causas, según el informe que aparece en la edición del 9 de enero de la European Heart Journal.
Tanto entre hombres como entre mujeres, ser físicamente activo se relacionó con riesgos significativamente más bajos de enfermedad cardiaca fatal y de muerte por cualquier otra causa, en comparación con ser físicamente inactivo.
Además, beber alcohol se relacionó con un menor riesgo de enfermedad cardiaca fatal que no beber. La bebida moderada redujo el riesgo de muerte entre hombres y mujeres. Sin embargo, entre los que bebían en exceso, el riesgo de morir fue similar al de los que no bebían, encontraron los investigadores.
Entre las personas que eran físicamente activas, las que no bebían tenían entre treinta y 31 por ciento más de riesgo de enfermedad cardiaca fatal, en comparación con los bebedores moderados.
Sin embargo, entre las personas que no bebían pero que tenían un nivel moderado o alto de actividad física, su riesgo de enfermedad cardiaca fatal se redujo en hasta 33 por ciento frente a aquellas que no hacían ejercicio ni bebían.
De hecho, los que bebían por lo menos una bebida a la semana y eran físicamente activos tenían un riesgo entre 44 y 50 por ciento menor de morir por enfermedad cardiaca que aquellos que eran físicamente inactivos y no bebían.
Además, las personas que eran físicamente activas y consumían una bebida a la semana tenían un riesgo de muerte por cualquier causa hasta 33 por ciento más bajo, según encontró el equipo de Gronbaek.
"La actividad física y un consumo moderado de alcohol pueden disminuir el riesgo de enfermedad cardiaca fatal y de mortalidad por todas las causas. Pero ni la actividad física sola ni la ingesta de alcohol pueden revertir por completo el aumento en el riesgo relacionado con la inactividad física y la abstención del alcohol. Por ende, tanto la actividad física como la ingesta de alcohol son importantes para disminuir el riesgo de enfermedad cardiaca fatal y la mortalidad por todas las causas", concluyeron los investigadores.
Un experto considera la actividad física y la bebida moderada como partes de un estilo de vida sano.
"Los mensajes clave de este estudio, que se basa en un gran cohorte, son reafirmaciones de lo que ya sabemos, no revelaciones", afirmó el Dr. David Katz, director del Centro de investigación en prevención de la Facultad de medicina de la Universidad de Yale. "La ingesta moderada de alcohol reduce el riesgo de enfermedad cardiaca. Igual pasa con la actividad física, de manera aún más contundente. Al combinar ambas cosas, los beneficios se suman".
Sin embargo, Katz enfatizó que las prácticas que promueven la salud son más poderosas cuando se combinan en un patrón general de vida sana.
"Combinar la actividad física regular no sólo con una ingesta moderada de alcohol, sino con un patrón dietético sano, un sueño adecuado, una gestión eficaz del estrés y la evitación del tabaco, se puede reducir el riesgo de enfermedad cardiaca y muerte prematura por cualquier causa de manera dramática", señaló Katz.
Más información
Para más información sobre la enfermedad cardiaca, visite la American Heart Association.