¿Se puede creer en el bombo sobre los probióticos?

woman eating yogurt
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JUEVES, 6 de septiembre de 2018 (HealthDay News) -- Los venden en todas partes, pero los probióticos, las bacterias buenas que hay en algunos alimentos como el yogurt y en complementos, ¿de verdad pueden ayudar a restaurar la salud digestiva?

Quizá, pero solo en algunas personas, sugiere una investigación reciente. Los investigadores israelíes encontraron que los sistemas digestivos de algunas personas que recibieron probióticos en forma de complementos los retuvieron. Pero en otras, el cuerpo expulsó las bacterias buenas.

En un segundo estudio, el mismo equipo encontró que cuando se toman junto con un curso de antibióticos, los probióticos podrían en realidad retrasar la vuelta a la normalidad de las bacterias intestinales.

El autor sénior del estudio, el Dr. Eran Elinav, dijo que los hallazgos sugieren que se necesita más precaución cuando se utilicen probióticos, y que no debería haber un método "universal" respecto a los complementos de probióticos.

"La práctica actual, seguida por millones de individuos que consumen probióticos con la esperanza de que mejoren su salud y prevengan enfermedades, se debe modificar a una que se centre en el individuo", dijo Elinav, profesor en el departamento de inmunología del Instituto de Ciencias Weizmann en Rejovot, Israel.

Los probióticos son microorganismos vivos, con frecuencia bacterias, que se cree que tienen efectos beneficiosos para la salud, según el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral (NCCIH) de EE. UU. Se han estudiado para una variedad de afecciones, como la diarrea relacionada con los antibióticos, los trastornos digestivos, las caries dentales, las alergias, el eczema, la enfermedad hepática y hasta el resfriado común. Pero no hay evidencias definitivas de que los probióticos funcionen en ninguna de esas afecciones, señala el NCCIH.

Sin embargo, los complementos probióticos son muy populares. En una encuesta de 2012, más o menos 4 millones de estadounidenses dijeron que habían usado un complemento de probióticos o de prebióticos (unas sustancias de la dieta que fomentan el crecimiento de las bacterias beneficiosas) en el mes anterior, según el NCCIH.

Elinav comentó que el uso de probióticos debería someterse al mismo escrutinio que otros tratamientos médicos. "Cualquier intervención de ese tipo se debe sopesar en términos de sus beneficios frente a sus daños potenciales", planteó.

El tercer estudio realizado por Elinav y su equipo incluyó a 25 voluntarios. Se sometieron a una endoscopia superior y a una colonoscopia para que los investigadores pudieran obtener muestras de su "microbioma" (las bacterias nativas de los intestinos) en distintas áreas del sistema digestivo.

Entonces, se asignó al azar a 15 personas de ese grupo a dos grupos distintos durante cuatro semanas. Un grupo recibió un complemento que contenía 11 de las cepas más populares de probióticos. El segundo grupo recibió un placebo.

Tras tres semanas, recibieron otra endoscopia y otra colonoscopia para ver qué cambios habían ocurrido en el microbioma, si es que había ocurrido alguno. Los que recibieron los probióticos tuvieron dos reacciones distintas a los componentes.

Un grupo, al que se denominó persistentes, permitieron que los microbios probióticos se mantuvieran en su sistema digestivo. El otro grupo, los "resistentes", expulsaron los probióticos sin cambios significativos en su microbioma, encontraron los investigadores.

Los investigadores dijeron que pueden determinar a partir del microbioma y el perfil de expresión genética de una persona si es un persistente o un resistente.

En el segundo estudio, los investigadores observaron si los complementos probióticos pueden ayudar o no a restaurar el microbioma natural tras un curso de antibióticos.

El estudio incluyó a 21 personas asignadas a uno de tres grupos: un grupo de espera vigilante que permitió a su microbioma recuperarse solo, un grupo de probióticos que recibió un complemento con 11 cepas durante cuatro semanas, y un tercer grupo tratado con un trasplante fecal, que utilizó sus propias bacterias recolectadas antes del uso del antibiótico.

Tanto el grupo de espera vigilante como el grupo del complemento probiótico no había vuelto a su microbioma normal tras cuatro semanas, encontró el estudio. El grupo de los probióticos tuvo la recuperación más lenta de su microbioma inicial. Pero un trasplante fecal resultó en un rápido regreso al microbioma normal.

Elinav dijo que estos hallazgos son una llamada a la precaución en el uso "indiscriminado" de probióticos con antibióticos hasta que se comprendan mejor los efectos a largo plazo.

Samantha Heller, una dietista registrada, dijo que los investigadores "sugieren que el microbioma es como nuestras huellas digitales, completamente único, y que no podemos dar por sentado que un complemento tendrá el mismo efecto en una persona que en otra".

Pero, añadió, esta es una ciencia emergente y la investigación todavía es muy nueva. Dijo que desaconsejaría comprar kits en internet que prometen mapear el microbioma porque simplemente no hay suficientes evidencias todavía para mostrar que esas pruebas funcionen.

Anotó que lo que sí puede ayudar es comer una dieta más basada en plantas.

"Esas criaturas saludable que viven en nuestros intestinos tienen que comer lo que nosotros comemos, y les gusta la fibra de los alimentos vegetales. No les gusta la dieta occidental típica", señaló Heller.

Los hallazgos de ambos estudios se publicaron el 6 de septiembre en la revista Cell.

Más información

Para más información sobre los probióticos, visite el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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