MARTES, 25 de febrero de 2020 (HealthDay News) -- Unos antiácidos comunes podrían fomentar el desarrollo de bacterias resistentes a los antibióticos en los intestinos, sugiere una nueva revisión de la investigación.
En un análisis de 12 estudios anteriores, los investigadores encontraron que, en general, las evidencias respaldan un vínculo. Las personas que usan medicamentos para suprimir el ácido, en particular los inhibidores de la bomba de protones (IBP), son más propensas que los no usuarios a portar bacterias resistentes a los antibióticos en los intestinos.
Los hallazgos no prueban que los IBP, que incluyen marcas populares como Prilosec (omeprazol), Prevacid (lansoprazol) y Nexium (esomeprazol), sean la causa, señalaron los expertos.
Pero son los más recientes en plantear dudas sobre la seguridad de los medicamentos recetados y de venta libre más vendidos.
En los últimos años, los estudios han vinculado el uso a largo plazo de los IBP con aumentos en el riesgo de enfermedad cardiaca y renal, cáncer de estómago y ciertas infecciones, además de deficiencias de calcio, magnesio y vitamina B12.
Dicho esto, en general el uso de los IBP es seguro, según el Dr. Todd Lee, profesor asociado de medicina de la Universidad de McGill, en Montreal.
Pero, apuntó, se sabe que los médicos recetan los fármacos en exceso, y que muchas personas lo toman más tiempo del necesario. De forma que cualquier preocupación sobre la seguridad subraya la importancia de usar los IBP solo cuando sea adecuado.
"Estas son evidencias adicionales del motivo por el cual debemos usar los IBP de forma juiciosa", enfatizó Lee, autor de un editorial publicado junto con el estudio en la edición en línea del 24 de febrero de la revista JAMA Internal Medicine.
El Dr. Roel Willems, autor principal del análisis, se mostró de acuerdo.
"Los IBP solo deben usarse cuando sea absolutamente necesario", planteó Willems, del Centro Médico de la Universidad de Ámsterdam, en los Países Bajos. "Lamentablemente, el uso inadecuado es común, y los IBP están disponibles sin restricciones en las farmacias, sin ninguna [supervisión] médica".
Los IBP funcionan al bloquear al sistema enzimático que crea el ácido estomacal. Se recetan de forma común para la enfermedad del reflujo gastroesofágico (ERGE), en que el ácido estomacal se escapa de manera crónica hacia el esófago (el tubo que conecta a la boca con el estómago).
Pero, a veces, los médicos los recetan para molestias abdominales difusas, según Lee.
"Creo que quieren ayudar a los pacientes y les dicen que tomen un IBP a ver si las molestias desaparecen", observó Lee. "El problema es que los síntomas mejoran, pero quizá habrían mejorado por su cuenta".
Y como dejar de tomar un IBP puede provocar un reflujo ácido de "rebote", anotó Lee, las personas pueden al final creer que deben continuar el fármaco.
Incluso en los casos de ERGE, las personas con frecuencia pueden dejar de tomar un IBP después de que el tejido dañado del esófago sana. Lee dijo que a muchas personas les va bien con la "terapia de pulso", en que los medicamentos se toman durante un periodo breve cuando los síntomas se disparan.
En la revisión, el equipo de Willem combinó los resultados de 12 estudios en que participaron más de 22,300 personas en total, de las cuales unas 8,500 usaban antiácidos. Esto significaba IBP o bloqueadores H2, que incluyen a medicamentos como Tagamet (cimetidina), Pepcid (famotidina) y Zantac (ranitidina).
En general, las personas que tomaban los medicamentos tenían unas probabilidades un 74 por ciento más altas de portar bacterias que eran resistentes a antibióticos múltiples. Ese riesgo pareció limitarse en gran medida a los IBP.
Los estudios solo observaron si las personas portaban o no bacterias resistentes a los antibióticos, no si los gérmenes provocaban algún problema de salud. Pero, dijo Willems, portar esas bacterias podría poner a las personas en un mayor riesgo de infecciones resistentes a los antibióticos, y perpetúa el problema más amplio de la resistencia a los antibióticos.
Y hay una salvedad más importante. Los resultados no prueban que los IBP tengan la culpa. Los estudios intentaron tomar otros factores en cuenta, pero no pueden probar causalidad.
Según el Dr. C. Prakash Gyawali, vocero de la Asociación Americana de Gastroenterología (American Gastroenterological Association), "la resistencia a los antibióticos en las bacterias en general surge a partir del uso de los antibióticos. Habría sido útil saber si los usuarios y los no usuarios de IBP habían tenido la misma exposición a los antibióticos".
Además, apuntó, el vínculo fue más fuerte entre los pacientes hospitalizados que tomaban IBP, a quienes se podrían administrar los fármacos para prevenir las úlceras por estrés, que en los usuarios diarios.
Aun así, Gyawali se mostró de acuerdo en que los hallazgos "refuerzan la importancia de una consideración cuidadosa al decidir en qué momento utilizar medicamentos para suprimir el ácido. No hay duda de que la relación entre riesgo y beneficio favorece al beneficio cuando los IBP se utilizan de forma adecuada".
Más información
El Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de EE. UU. tiene más información sobre el tratamiento de la ERGE.
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