JUEVES, 11 de septiembre de 2014 (HealthDay News) -- Combinar dos fármacos con el entrenamiento de los padres parece mejorar la ira, la irritabilidad y las tendencias violentas de los niños cuyo trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se suma a una agresividad severa, sugiere un estudio reciente.
Los padres calificaron la terapia "aumentada", que consiste en estimulantes y antipsicóticos junto con entrenamiento de los padres en técnicas de gestión conductual, como más efectiva que la terapia "básica" que solo combina el estimulante y el entrenamiento de los padres, hallaron los investigadores.
"Un hallazgo importante de este estudio fue que para el final de nueve semanas, aproximadamente la mitad de todos los niños que recibían terapia básica fueron calificados por sus padres como discapacitados... con síntomas que interferían con su funcionamiento escolar o social", señaló el autor del estudio, Kenneth Gadow, profesor de psiquiatría de la Universidad de Stony Brook en Nueva York.
"En el grupo aumentado que recibió tres intervenciones para la agresividad, alrededor de una cuarta parte fueron calificados por sus padres como discapacitados al final de las nueve semanas", añadió. "Y eso sugiere que incluso con terapias altamente efectivas muchos de estos niños siguen teniendo necesidades de tratamiento no satisfechas".
Los fármacos usados en el estudio, que aparece en la edición de septiembre de la revista Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, incluyeron el estimulante recetado de uso común en el TDAH Concerta (metilfenidato) y el antipsicótico Risperdal (risperidona).
Aproximadamente el once por ciento de los niños estadounidenses de 4 a 17 años de edad han sido diagnosticados con TDAH, que incluye síntomas como impulsividad, hiperactividad y dificultades para concentrarse y controlar la conducta, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
Hasta la mitad de los niños con TDAH también muestran una agresividad significativa y perturbadora, según un editorial publicado junto con la nueva investigación.
"Es algo muy común entre los niños con TDAH, pero desafortunadamente complica el panorama del tratamiento", comentó Erin Schoenfelder, psicóloga clínica del Hospital Pediátrico de Seattle y profesora asistente de psiquiatría y salud conductual de la Universidad de Washington. "En realidad es terriblemente alta".
En la nueva investigación, Gadow y sus colaboradores dividieron a un grupo de casi 170 niños de 6 a 12 años de edad con TDAH y problemas de agresividad en dos grupos de tratamiento: básico y aumentado. El grupo básico recibió Concerta y sus padres se sometieron a un entrenamiento en gestión conductual.
El grupo aumentado también recibió Concerta y entrenamiento de los padres, pero también tomó el antipsicótico Risperdal. Se dio un seguimiento de nueve semanas a ambos grupos.
Si bien ambos grupos de niños mostraron una reducción marcada en los síntomas, las calificaciones de mejora variaron según si los padres o los maestros realizaban la evaluación. Los padres reportaron que los niños en la terapia aumentada eran menos propensos a tener dificultades sociales o académicas debido a su ira e irritabilidad que los niños en la terapia básica. Por otro lado, los maestros hallaron pocas diferencias en esas medidas.
En lugar de ello, los maestros de los de la terapia aumentada reportaron reducciones significativas en los síntomas de TDAH, sobre todo en la impulsividad, en comparación con los maestros de los niños en la terapia básica.
Gadow y Schoenfelder se mostraron de acuerdo en que las calificaciones conflictivas de padres y maestros demuestran un concepto familiar: que las conductas de los niños varían en distintos ambientes, tengan o no TDAH.
"Justo igual que los adultos, adaptan sus conductas para que sean más adecuadas al ambiente donde están", señaló Gadow. "Pero las personas sí difieren en su capacidad de modificar su conducta entre un ambiente y otro, y algunos niños son mucho más variables [en ese aspecto]".
Schoenfelder dijo que se necesita evidencia que indique que la combinación de Concerta y Risperdal es segura en los niños, pero "a partir de este estudio parece que la combinación fue bien tolerada y algo que los médicos podrían ajustar de forma efectiva [en cuanto a la dosis]".
"Las personas que prueben este tipo de tratamiento deben recibir una monitorización cercana", añadió. "Este es un punto de partida. Es una combinación que los médicos podrían probar cuando vean esta mezcla de conductas agresivas e hiperactivas. Sin duda requerirá cierto ajuste... pero es emocionante hallar algo útil para una proporción significativa de los niños estudiados".
Los autores del estudio apuntaron que sus hallazgos solo aplican a los niños con TDAH que exhiben irritabilidad y agresividad severas. Anotaron que los hallazgos del estudio no son generalizables para la población de TDAH como un todo.
Más información
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. tienen más información sobre el TDAH.
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