La depresión de la madre pone a los hijos en el mismo riesgo

Las que son exitosamente tratadas disminuyen la probabilidad de que sus hijos desarrollen un trastorno psiquiátrico

MARTES 21 de marzo (HealthDay News/HispaniCare) -- Los hijos de madres que son tratadas exitosamente por depresión tienen un riesgo marcadamente reducido de desarrollar trastornos psiquiátricos.

Pero si la depresión de una madre continúa, sus hijos se enfrentan a un aumento en el riesgo de tener tales problemas, demostró un nuevo estudio.

El mensaje está claro.

"Si hay una madre deprimida, hay que hacer todo lo posible por que mejore, porque el efecto es doble", afirmó la autora del estudio, Myrna Weissman, profesora de psiquiatría y epidemiología de la Universidad de Columbia y del Instituto Psiquiátrico Estatal de Nueva York en esa ciudad. "Si bien la depresión podría ser un trastorno genético, tiene un componente ambiental contundente. Y, para un niño, la enfermedad de uno de sus padres es un efecto ambiental contundente. Lo deseable es reducir ese efecto para tener un efecto beneficioso sobre el niño".

"Si una madre está enferma, eso afectará a toda la familia", añadió la Dra. Eva Ritvo, profesora asociada de psiquiatría de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami. "[El estudio] demostró exitosamente cómo disminuyeron los síntomas de los niños en un periodo de tiempo verdaderamente rápido, lo cual es muy alentador. Como profesionales, necesitamos ser agresivos para reconocer, diagnosticar y tratar la depresión, y tenemos que saber más sobre el impacto en la familia extendida".

Investigaciones anteriores han demostrado constantemente que la depresión de los padres es un importante factor de riesgo para la ansiedad, la depresión y la conducta infantil inadecuada. De hecho, los hijos de padres deprimidos tienen un riesgo entre dos y tres veces más alto de tales problemas que los niños cuyos padres no están deprimidos.

Aunque algunos estudios han sugerido que reducir los síntomas de los padres tiene un efecto saludable sobre los niños, ninguno ha tratado directamente a los padres.

Este ensayo, parte del Sequenced Treatment Alternatives to Relieve Depression (STAR*D, Alternativas secuenciadas de tratamiento para aliviar la depresión), es "el primer estudio en documentar prospectivamente la relación entre la mejoría de la madre y el estado del niño", afirmó Weissman.

Los resultados aparecen en la edición del 22 al 29 de marzo del Journal of the American Medical Association, una edición especial que se enfoca en la salud de las mujeres.

En el estudio, llevado a cabo entre diciembre 2001 y abril 2004, participaron 151 parejas de madres e hijos de ocho clínicas de atención primaria y 11 clínicas psiquiátricas de pacientes ambulatorios. Los niños tenían entre los 7 y 17 años, y más de un tercio llegó al estudio con un trastorno psiquiátrico.

Las madres fueron tratadas con medicamentos para la depresión, mientras los niños eran simultáneamente evaluados por trastornos psiquiátricos.

Dentro de los tres meses de la remisión clínica de la madre, los investigadores notaron una sustancial reducción del 11 por ciento en los diagnósticos y síntomas de los niños. Los hijos de las mujeres cuya depresión no mejoró tuvieron un aumento de alrededor de un 8 por ciento en las tasas de diagnóstico.

Entre los niños que tenían un diagnóstico al inicio del estudio, la remisión se reportó en el 33 por ciento de aquellos en que la depresión de la madre también remitió. Eso se compara a la tasa de remisión del 12 por ciento entre los niños en que la depresión de las madres no mejoró.

Todos los hijos de mujeres cuya depresión fue eliminada y que no tenían diagnósticos psiquiátricos al inicio del estudio continuaron sin tenerlos. En contraste, el 17 por ciento de los hijos de mujeres cuya depresión continuó adquirieron un diagnóstico durante el periodo del estudio.

Resultados similares son probables con otras formas de tratamiento y tratando a los padres, afirmaron los autores del estudio. "Nos concentramos en las madres porque la depresión es más común en las mujeres que en los hombres y es más posible que las mujeres busquen tratamiento", explicó Weissman. "Pero sospechamos que pasa lo mismo con los padres deprimidos".

Uno de los aspectos más sorprendentes del estudio fue la rapidez con que se resolvieron los problemas (en los tres meses). "Estos hallazgos nos sorprendieron, así como su contundencia", apuntó Weissman.

Pero esto podría tener algo que ver con el ciclo de vida. "Los niños cambian mucho más rápido que los adultos y los chicos son sorprendentemente resistentes", afirmó Ritvo.

En general, los hallazgos son un sólido reconocimiento de las influencias ambientales sobre la salud mental.

"Siempre supimos que el ambiente tiene una influencia muy fuerte sobre el inicio de la depresión", afirmó Weissman. "Particularmente con los niños, si se puede retrasar el inicio tanto como sea posible o incluso prevenirlo, se puede dar un gran servicio al niño".

El estudio también resalta el impacto de la depresión en la familia entera. "Sabemos que la depresión afecta no sólo a la persona que la está sufriendo sino a toda la familia", explicó Ritvo. "Fue tan alentador ver que si las mujeres mejoraban, los niños también. ¿Quién no quiere niños sanos?”.

Los investigadores continúan siguiendo a las madres y a los niños y, hasta ahora, los resultados son muy alentadores, aseguraron.

Más información

Si usted es un adulto que experimentó depresión antes de los 30 años de edad y que también tiene miembros de su familia con depresión, visite Depression Genetics para más información sobre cómo participar en un ensayo clínico.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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