JUEVES, 26 de julio de 2018 (HealthDay News) -- Muchos estudiantes universitarios recurren a los medicamentos para el TDAH durante la semana de exámenes, tratando los estimulantes recetados como "medicinas para la inteligencia" que mejoren su rendimiento académico.
Pero un nuevo estudio muestra que un fármaco como el Adderall no mejora, y en realidad puede dañar, la función cerebral de los estudiantes sanos que toman el medicamento con la esperanza de que aumente su inteligencia.
"No es una medicina para la inteligencia. No mejora de repente su capacidad de comprender la información que han leído", dijo la investigadora principal, Lisa Weyandt, profesora de psicología en la Universidad de Rhode Island.
Hasta un tercio de los estudiantes universitarios han reportado haber recurrido a los medicamentos para el TDAH en búsqueda de una ventaja académica, apuntó Weyandt.
La idea es que si los fármacos ayudan a los jóvenes con TDAH a mejorar su concentración, deberían ofrecer el mismo beneficio a las personas que no sufren del trastorno, comentó.
"Los estudiantes piensan que si lo toman les irá mejor en los exámenes y la presentaciones orales. Que mejorará su rendimiento académico", dijo Weyandt.
Para evaluar si el efecto es o no real, ella y sus colaboradores reclutaron a 13 estudiantes para que participaran en dos sesiones de estudio de 5 horas en el laboratorio. Los estudiantes tomaron una dosis estándar de 30 miligramos de Adderall antes de una sesión, y una pastilla placebo en la otra.
Los estudiantes que tomaron Adderall experimentaron un aumento en la presión arterial y la frecuencia cardiaca. "El medicamento tuvo un efecto fisiológico en el cerebro", afirmó Weyandt.
Los estudiantes también mostraron una mejora en su nivel de alerta y capacidad de concentración, encontraron los investigadores.
Pero esa concentración añadida no se tradujo en una mejor capacidad de pensar, recordar y resolver problemas.
Los estudiantes que tomaron Adderall no experimentaron ninguna mejora en la comprensión lectora, la fluidez lectora o la memoria de los hechos, en comparación con la sesión en que tomaron el placebo, dijo Weyandt.
"Les leímos historias en voz alta y les pedimos que recordaran la información fáctica de las historias", indicó. "Eso no mejoró".
E incluso peor, el estimulante para el TDAH en realidad afectó a la memoria de trabajo de los estudiantes, señaló Weyandt.
"La memoria de trabajo es la capacidad de recordar y utilizar información de la mente para resolver problemas", dijo. "Si hay que memorizar el teléfono de alguien y hay que recordarlo en la mente, no lo puede escribir, esa es la memoria de trabajo".
Las personas con TDAH con frecuencia tienen menos actividad neural en regiones del cerebro que controlan la memoria de trabajo, la atención y el autocontrol, dijo Weyandt. El Adderall y medicamentos similares aumentan la actividad en esas regiones, llevándolas a niveles normales.
"Si el cerebro funciona con normalidad en esas regiones, es poco probable que el medicamento tenga un efecto positivo en la cognición, y podría en realidad afectar a la cognición", advirtió Weyandt. "En otras palabras, para beneficiarse del fármaco hay que sufrir de un déficit".
El nuevo estudio aparece en una edición reciente de la revista Pharmacy.
En esencia, los medicamentos para el TDAH no ofrecen ningún beneficio a los estudiantes universitarios típicos, apuntó el Dr. Victor Fornari, director de psiquiatría infantil y adolescente en el Hospital Zucker Hillside de Glean Oaks, Nueva York, quien no participó en el estudio.
"Con frecuencia son mal utilizados porque las personas estudian toda la noche y están cansadas, y creen que las mantendrá despiertas. Quizá sí, pero sin duda no ayudará con el trabajo académico", dijo Fornari.
A Fornari le preocupa en particular que el mal uso de los medicamentos para el TDAH pueda cobrarse un precio en los cerebros en desarrollo de los estudiantes universitarios, en particular si se combina con el alcohol y otras sustancias de uso común en los campus.
"El cerebro sigue en desarrollo hasta mediados y finales de la veintena. Mantenerlo sano es importante", enfatizó Fornari.
Weyandt añadió que también hay probabilidades de que un estimulante para el TDAH como el Adderall, que es en esencia una anfetamina, pueda poner en peligro a la salud cardiaca de un estudiante.
"Si un estudiante tiene algún tipo de arritmia cardiaca subyacente y no lo sabe y toma un estimulante recetado, podría provocar graves problemas cardiacos", apuntó Weyandt. "Eso sería raro, pero es posible".
Las universidades deben diseminar la información de que los medicamentos para el TDAH no son útiles para mejorar el rendimiento académico, planteó Fornari.
"Las universidades saben lo que ocurre, y con frecuencia no se implican", dijo Fornari. "Creo que deben implicarse".
Más información
El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas ofrece más información sobre los estimulantes recetados.
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