JUEVES, 13 de noviembre de 2014 (HealthDay News) -- Casi uno de cada cinco estudiantes universitarios abusa de los estimulantes recetados, según una encuesta reciente patrocinada por Partnership for Drug-Free Kids. La encuesta también encontró que uno de cada siete adultos de edad similar que no eran estudiantes también reporta que abusa de los medicamentos estimulantes.
Los adultos jóvenes de 18 a 25 años de edad informan que usan los fármacos para permanecer despiertos, estudiar o mejorar su rendimiento laboral o académico. Los estimulantes más comúnmente abusados son los que por lo general se recetan para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), como Adderall, Ritalin y Vyvanse, encontró la encuesta.
"Los hallazgos arrojan una luz nueva y sorprendente sobre los adultos jóvenes que abusan de los estimulantes recetados", afirmó Sean Clarkin, director de gestión de estrategias y programas de Partnership for Drug-Free Kids. "Aunque hay algo de abuso 'recreativo', la persona que hace un mal uso típicamente es un estudiante universitario de sexo masculino cuyo promedio de notas es solo un poco más bajo que el de los que no abusan, pero que se enfrenta a un horario muy cargado que incluye una vida académica, laboral y social".
Clarkin dijo que los hallazgos podrían apuntar a la necesidad de que padres y educadores aumenten sus esfuerzos por ayudar a los jóvenes a desarrollar unas habilidades efectivas de manejo del tiempo para equilibrar las actividades académicas, laborales y sociales.
"El perfil que emerge es no tanto el de un 'vago' académico que abusa de los estimulantes recetados para recuperar el tiempo perdido para estudiar, como el de una persona ocupada en muchas tareas simultáneas que se está dejando las pestañas para intentar mantenerse al día", comentó Clarkin.
El estudio nacionalmente representativo, llevado a cabo por la organización independiente de investigación Whitman Insight Strategies, encuestó a más de 1,600 adultos jóvenes en línea el verano pasado, entre ellos unos 1,000 estudiantes universitarios.
La mitad de los estudiantes reportaron que tomaban estimulantes para estudiar o para mejorar su rendimiento académico, anotó la encuesta. Y la encuesta encontró que dos tercios de esos estudiantes creían que los fármacos les ayudaban a obtener mejores calificaciones o a ser más competitivos en la universidad o en el trabajo. Alrededor del 40 por ciento tomaban los fármacos para permanecer despiertos. Más o menos una cuarta parte de los que abusaban de los estimulantes dijeron que los tomaban para mejorar su rendimiento laboral, según el estudio.
Son los mismos motivos que la ex usuaria Linda Stafford citó cuando comenzó a usar los medicamentos.
Stafford comenzó a tomar Adderall y Vyvanse sin receta cuando era estudiante universitaria en Statesboro, Georgia.
"Quería ir a la universidad, al trabajo y a las fiestas, y el Adderall me ayudaba a enfocarme bastante bien, al principio", señaló Stafford. Pero en realidad, dijo, tomar el estimulante no cambió en mucho sus calificaciones. "Y entonces me hice adicta", contó.
Stafford comenzó a experimentar depresión, paranoia y ansiedad social, y no podía comunicarse ni con sus allegados más íntimos, dijo.
"Era totalmente incapaz de manejar mi vida", señaló Stafford. "No podía manejar un trabajo sencillo, las tareas de las clases ni las relaciones. El Adderall era el centro de mi vida".
Stafford pasó por un proceso de recuperación y utiliza una red de respaldo y grupos de apoyo para afrontar la situación, pero su historia es una que el Dr. Josh Hersh, psiquiatra de planta de la Universidad de Miami, ha escuchado con frecuencia.
"Los hallazgos de esa encuesta han confirmado muchas cosas que he visto a nivel clínico", afirmó Hersh. "Los adultos jóvenes usan los estimulantes recetados sobre todo para mejorar el rendimiento académico y laboral, y para permanecer despiertos".
Aunque Hersh dijo que algunos de los estudiantes que toman esos fármacos quizá sientan la invulnerabilidad de la juventud, otros simplemente están desesperados por compatibilizar todo al mismo tiempo que saben los posibles riesgos de tomar los medicamentos, como la ansiedad y los ataques de pánico, incluso con el uso ocasional.
"El hecho de que los estudiantes con frecuencia usen estos fármacos cerca de las fechas de entrega, cuando su adrenalina natural ya está elevada, aumenta incluso más el riesgo", apuntó Hersh. "El uso esporádico puede conducir a la privación grave del sueño y provocar psicosis inducida por los estimulantes, cuando un estudiante se vuelve paranoico y podría incluso tener alucinaciones".
Dijo que inhalar las pastillas por la nariz puede conducir a daño nasal interno, y que el uso regular puede llevar a adicciones que son destructivas y difíciles de tratar.
Incluso los adultos jóvenes que reciben recetas legales de estimulantes por afecciones de salud específicas pueden tener un riesgo de hacerse más adictos, como le sucedió al hijo de Kathleen Dobbs, una jubilada que fue cofundadora de la coalición comunitaria Parent to Parent, Inc.
Su hijo fue diagnosticado con TDAH a los 8 años de edad, y comenzó a tomar Ritalin a los 10, pero para cuando llegó a la secundaria los médicos le habían cambiado a varios fármacos más antes de que Dobbs solicitara que no le dieran más recetas. Pero para entonces le pedía Ritalin a sus compañeros de clase, y luego pasó a la cocaína para "sentirse normal", comentó Dobbs.
"Los niños con TDAH harán cualquier cosa por encajar, poder aprender y ser como otros niños", dijo Dobbs, añadiendo que la adicción destrozó a su familia. "Cuando se tiene un hijo adicto, es como una bomba que explota en casa, y todos huyen. Oré e hice todas las cosas correctas, pero se mete en tu vida y destruye a toda la familia y te deja el dolor y la pérdida".
Su hijo está ahora casado, sobrio y en recuperación continua, pero recomienda que los padres se mantengan vigilantes y se informen sobre los medicamentos, sobre todo los que les recetan a sus hijos.
La encuesta encontró que el 28 por ciento de las personas con una receta legal de estimulantes han exagerado sus síntomas para obtener una dosis más alta. El mismo porcentaje reportó compartir su medicamento con amigos. Poco más de la mitad de los adultos encuestados dijeron que los estimulantes eran fáciles de conseguir, generalmente de parte de amigos, y la mayoría dijeron que sus amigos también abusaban de los fármacos.
Las señales de advertencia a los que los padres pueden estar atentos en sus hijos, aconsejó Hersh, incluyen tener pupilas dilatadas, ansiedad o conducta maníaca, hablar de no dormir durante días y "desplomarse" cuando llegan a casa de la universidad, por ejemplo dormir con frecuencia y tener dificultades para concentrarse.
Más información
Partnership for Drug-Free Kids ofrece a los adultos jóvenes y a los padres recursos sobre la prevención del abuso de los medicamentos recetados a través de la campaña nacional Medicine Abuse Project.
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