MIÉRCOLES, 14 de junio de 2023 (HealthDay News) -- Es más probable que las supuestas "pastillas para la inteligencia" para mejorar el rendimiento del cerebro dejen a los usuarios dando vueltas sin sentido, encontró un nuevo estudio.
Estos estimulantes, que en general se utilizan para tratar el TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad), aumentaron la motivación para resolver problemas de los participantes de un estudio.
Pero los sujetos también tardaron mucho más en completar las tareas, porque actuaban de una forma más errática y dispersa mientras trabajaban, reportaron los investigadores en la revista Science Advances.
Por ejemplo, los participantes que recibieron un medicamento para el TDAH, el metilfenidato (Ritalin), tardaron más o menos un 50 por ciento más para completar una "tarea con mochilas" que cuando tomaron un placebo, mostraron los resultados.
En esta tarea, se pidió a los sujetos que determinaran la forma más eficiente de rellenar una mochila hasta cierta capacidad, usando una selección de artículos de distintos pesos.
"Aunque el uso de estos tipos de fármacos estimulantes en las personas sin TDAH quizá aumente su motivación en las tareas complejas de resolución de problemas, reducen la calidad de las soluciones, de forma que su productividad se reduce", advirtió la investigadora principal, Elizabeth Bowman, neurocientífica del centro del Cerebro, la Mente y los Mercados de la Universidad de Melbourne, en Australia.
Los estudiantes y los trabajadores de oficina recurren cada vez más a los estimulantes recetados para aumentar su productividad, apuntó Pat Aussem, vicepresidenta de desarrollo de contenido clínico para los consumidores de Partnership to End Addiction.
Básicamente, son una versión moderna de las pastillas de cafeína que los estudiantes universitarios utilizan para quedarse despiertos para las sesiones de estudio intenso.
"Los estudiantes o los profesionales dan un uso inadecuado a los medicamentos para el TDAH, al creer que pueden aumentar el enfoque, la concentración y la productividad, aunque no tengan TDAH", lamentó Aussem. "Con frecuencia, tienen la esperanza de obtener una ventaja competitiva, ya sea para temas académicos, laborales o deportivos. A veces, estos medicamentos se utilizan para ayudar a trabajar más horas".
Estos estimulantes aumentan de forma temporal los niveles de dopamina y noradrenalina en el cerebro humano, que son dos neurotransmisores asociados con la atención, la motivación y la velocidad de procesamiento, señaló la Dra. Kasia Rothenberg, neuropsiquiatra del Centro de Salud del Cerebro Lou Ruvo de la Clínica Cleveland.
"El equipo diseñó este estudio para evaluar si esto es suficiente para tener una mayor motivación momentánea y aumentar nuestra rapidez para fomentar un mejor aprendizaje", dijo Rothenberg. "Y, lamentablemente, la respuesta es que no".
En el estudio, Bowman y sus colegas evaluaron los efectos de tres medicamentos para el TDAH, el metilfenidato (Ritalin), el modafinilo (Provigil) y la dextroanfetamina (Dexedrine)
Se pidió a estas personas que completaran un set de tareas con mochilas en cuatro ocasiones, con un intervalo de al menos una semana. Cada vez, los sujetos recibieron al azar uno de los medicamentos para el TDAH o un placebo, hasta que realizaran la tarea bajo las cuatro condiciones.
Cuando habían tomado las pastillas para la inteligencia, el tiempo que los sujetos pasaron trabajando en la tarea y el número de intentos aumentaron, encontraron los investigadores.
La productividad general se redujo, en particular entre los participantes que rindieron más que el promedio cuando tomaron el placebo.
"Las personas que tomaron el medicamento tenían muchas más ganas de realizar la tarea, e hicieron el esfuerzo por lograr la tarea con una mayor rapidez", apuntó Rothenberg, que no participó en el experimento. "Pero cuando observamos la calidad de la tarea, no fue magnífica. Hacían más movimientos, muchos intentos más, y esos intentos eran aleatorios y con una alta inefectividad".
Rothenberg comentó que el medicamento "hacía que las personas se sintieran más rápidas, pero quizá no las hizo más precisas ni efectivas".
Los medicamentos entorpecieron en particular a las personas que realizaron la tarea de manera eficiente y efectiva con el placebo. Por ejemplo, los participantes que estuvieron en el 25 por ciento superior con el placebo acabaron con regularidad en el 25 por ciento inferior con el metilfenidato.
Por otro lado, los participantes que no tuvieron un buen rendimiento con el placebo solo exhibieron de forma ocasional una ligera mejora tras tomar uno de los fármacos, señalaron los investigadores.
La dextroanfetamina provocó la mayor reducción en la productividad, seguida de cerca por el metilfenidato, apuntó Bowman.
Estos medicamentos buscan específicamente tratar al TDAH, así que tiene sentido que quizá no beneficien a un cerebro sano, dijeron Aussem y Rothenberg.
Las personas con TDAH "tienen unos niveles más bajos de dopamina y norepinefrina en áreas del cerebro que son responsables de la atención, el enfoque y el control de los impulsos. Los medicamentos para el TDAH ayudan al aumentar los niveles de dopamina y norepinefrina en el cerebro", apuntó Aussem.
"Pero, en los individuos sin TDAH, que ya tienen unos niveles normales de dopamina y norepinefrina, el uso de los medicamentos para el TDAH puede en realidad alterar el equilibrio de estas sustancias en el cerebro", anotó. "Esto puede conducir a una estimulación excesiva y a efectos potencialmente adversos, por ejemplo un aumento en la frecuencia cardiaca, una presión arterial elevada o un incremento en la ansiedad".
Los resultados muestran que estos posibles potenciadores del cerebro en realidad no mejoran la efectividad en las personas normales para realizar tareas cotidianas complejas, concluyeron los investigadores.
"No hay atajos para un mejor rendimiento cognitivo, y con frecuencia lo que pensamos que son atajos podrían tener consecuencias accidentales", añadió Bowman.
Más información
La Clínica Cleveland ofrece más información sobre los medicamentos para el TDAH.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Elizabeth Bowman, PhD, neuroscientist, Centre for Brain, Mind and Markets, University of Melbourne, Australia; Pat Aussem, LPC, MAC, vice president, consumer clinical content development, Partnership to End Addiction, New York City; Kasia Rothenberg, MD, PhD, neuropsychiatrist, Lou Ruvo Center for Brain Health, Cleveland Clinic, Ohio; Science Advances, June 14, 2023