MIÉRCOLES, 31 de agosto 2022 (HealthDay News) -- Cuando los adolescentes con diabetes tipo 1 controlan mejor el azúcar en la sangre, sus cerebros se pueden beneficiar, muestra un nuevo ensayo clínico.
Los investigadores encontraron que cuando los adolescentes iniciaron el tratamiento con una tecnología más reciente, que con frecuencia se conoce como sistemas de "páncreas artificial", podían evitar mejor los episodios de azúcar alto en la sangre que los adolescentes que persistieron con el tratamiento tradicional para la diabetes.
Y esto, a su vez, condujo a mejoras en la estructura cerebral y en las puntuaciones en las pruebas de coeficiente intelectual (CI).
Los expertos afirmaron que los hallazgos respaldan el valor de un control del azúcar en la sangre más estricto para los jóvenes con diabetes tipo 1, ya sea mediante los sistemas de páncreas artificial o el tratamiento convencional.
Pero, apuntaron, este tipo de control en general es más fácil con la tecnología más reciente.
"Sabemos que estos sistemas proveen más tiempo en un rango saludable [de azúcar en la sangre]", señaló Sanjoy Dutta, vicepresidente de investigación de la JDRF (que antes se conocía como la Juvenile Diabetes Research Foundation), una organización sin fines de lucro.
La JDRF financió parte de la investigación, pero Dutta no participó en la misma.
Apuntó que los hallazgos ofrecen "esperanza" de que, aunque la diabetes tipo 1 puede tener un impacto negativo en el desarrollo cerebral de los niños, estos efectos se pueden prevenir, o incluso revertir. Esto se debe a que los participantes del ensayo tenían entre 14 y 17 años, y todos habían sido diagnosticados de la enfermedad antes de los 8 años.
Sin embargo, a lo largo de seis meses, los que controlaron sus niveles de azúcar en la sangre mostraron una "normalización" de su estructura cerebral, que se capturó en IRM. También mejoraron sus puntuaciones en una prueba estándar del CI sobre el "razonamiento perceptivo", que mide la capacidad de una persona de pensar de forma flexible.
Resultó llamativo ver los cambios tanto en las imágenes del cerebro como en las puntuaciones de las pruebas en el mismo periodo relativamente corto, comentó el investigador principal, el Dr. Allan Reiss, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
"Sabemos que un control más estricto de la glucosa [el azúcar en la sangre] puede prevenir el daño en varios órganos, entre ellos los riñones, el corazón y los ojos", anotó Reiss.
Este estudio, señaló, sugiere que también puede proteger al cerebro de los niños de los "efectos nocivos" del azúcar alto en sangre alto.
La diabetes tipo 1 es mucho menos común que la diabetes tipo 2, que en general ataca en la adultez y con frecuencia se asocia con la obesidad.
El tipo 1 es provocado por un ataque errado del sistema inmunitario en las células del páncreas que producen la insulina, una hormona que regula al azúcar en la sangre. Las personas con diabetes tipo 1 necesitan tomar insulina sintética cada día para sobrevivir.
Tradicionalmente, esto significaba pincharse los dedos múltiples veces cada día para medir los niveles de azúcar en la sangre, y entonces inyectarse la cantidad correcta de insulina.
Algunos avances han hecho que la tarea sea más fácil. En lugar de inyecciones, las personas pueden elegir una "bomba" que administra dosis de insulina a lo largo del día mediante un pequeño tubo ubicado justo debajo de la piel. Y una alternativa a los pinchazos en los dedos es un monitor continuo de glucosa, un dispositivo que monitoriza el azúcar en la sangre las 24 horas del día, a través de un sensor subcutáneo.
Pero incluso con estas tecnologías, la gestión de la diabetes tipo 1 sigue siendo difícil.
El páncreas artificial, también conocido como sistema híbrido de circuito cerrado, conecta a la bomba de insulina y al monitor de glucosa en un solo sistema automatizado. El mediador es un algoritmo computarizado que analiza las mediciones del monitor de glucosa y entonces ajusta las dosis de insulina de la bomba de forma automática.
En el nuevo estudio, que se publicó en la edición en línea del 30 de agosto de la revista Nature Communications, participaron 42 adolescentes con diabetes tipo 1. La mitad se asignaron al azar a iniciar el uso de un sistema de páncreas artificial, mientras que los demás permanecieron en el tratamiento convencional, ya fuera una bomba de insulina o inyecciones, más un monitor de glucosa.
A lo largo de seis meses, encontraron los investigadores, los niños que usaban el páncreas artificial mantuvieron un mejor control del azúcar en la sangre. Y, en promedio, mostraron cambios en la estructura del cerebro que los acercó al cerebro en desarrollo típico de un adolescente.
Reiss aseguró que la clave fue frenar las subidas de azúcar, sin importar cómo: algunos participantes del ensayo con el tratamiento convencional también pudieron obtener un mejor control de esas subidas, y mostraron mejoras similares en la estructura cerebral y el CI.
Pero "el grupo del sistema híbrido de circuito cerrado sin duda tenía un mejor control de la glucosa", anotó.
¿Significa esto que todos los niños con diabetes tipo 1 deberían usar este sistema? Los investigadores todavía están estudiando las ventajas potenciales.
"Este es el primer estudio de su tipo, hasta donde sepa", apuntó Reiss. Y una pregunta para la investigación futura es si iniciar los sistemas de páncreas artificial a una edad temprana puede prevenir las diferencias en el desarrollo cerebral en primer lugar, sugirió.
La tecnología se puede usar en niños de incluso apenas 2 años.
Dutta comentó que, por ahora, los padres deben saber que "un buen control de la glucosa en la sangre es absolutamente esencial", y hablar con el médico del niño sobre las opciones para alcanzarlo.
Hay obstáculos para iniciar un sistema de páncreas artificial, anotó Dutta. La tecnología no es barata, y hay un costo continuo de los suministros para el monitor de glucosa y la bomba. Incluso con seguro, el costo puede ser un problema. Además, algunos niños no desean tener dos dispositivos atados al cuerpo.
Más información
La JDRF ofrece más información sobre la gestión de la diabetes tipo 1.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Allan Reiss, MD, professor, psychiatry and behavioral sciences, and radiology, Stanford University School of Medicine, Stanford, Calif.; Sanjoy Dutta, PhD, vice president, research, JDRF, New York City; Nature Communications, Aug. 30, 2022, online