MIÉRCOLES, 7 de julio de 2021 (HealthDay News) -- ¿Es posible volverse adicto a los videojuegos por internet?
Sí, advierte una nueva investigación, que descubrió que cuando los jóvenes se enganchan demasiado, esto podría provocar dificultades para dormir, depresión, ansiedad y, en algunos casos, incluso ideación suicida.
Unas entrevistas telefónicas realizadas entre casi 3,000 estudiantes universitarios estadounidenses entre 2007 y 2015 revelaron que alrededor de uno de cada 20 tiene un "trastorno de juego por internet", una afección clínica definida por el uso compulsivo de aparatos electrónicos, tanto en línea como fuera de línea.
"Como en cualquier adicción, para ser considerado un trastorno, el juego por internet debe provocar alteraciones en la vida diaria", explicó el autor del estudio, el Dr. Maurice Ohayon, director del Centro Stanford de Investigación en Epidemiología del Sueño de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California.
Un ejemplo: "Jugar un juego [en línea] hasta una hora tarde en la noche, y entonces tener dificultades para levantarse en la mañana para ir a clases o al trabajo, o simplemente faltar a clases", señaló Ohayon.
Ohayon también encontró que la conducta se vinculaba con un riesgo más alto del normal de "sentirse poco descansado cuando se despierta, estar fatigado, sentirse deprimido y tener ansiedad social".
¿Significa esto de forma definitiva que el trastorno de juego provoca directamente una mala salud mental y física? No, apuntó Ohayon, que advirtió que no se sabe lo suficiente sobre el trastorno, y que "no se puede inferir causalidad".
Aun así, él y sus colaboradores encontraron evidencias de que "muchos elementos (como sentir depresión, ansiedad social, tener muy pocos amigos, ser infeliz con la vida social y [la ideación] suicida) apuntaban a un aislamiento social o a la soledad entre los estudiantes con trastorno de juego por internet".
Los autores anotaron que un 90 por ciento de las familias estadounidenses están ahora conectadas a internet, y que los adolescentes y los adultos jóvenes son los mayores usuarios.
A partir de finales de los 1990, los investigadores comenzaron a indagar sobre las desventajas potenciales de un uso empedernido de internet. En 2013, esta preocupación hizo que la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric Association) incluyera al trastorno de juego por internet como un diagnóstico oficial en su manual diagnóstico actualizado.
Pero lo que separa exactamente a un uso excesivo de internet de una adicción real sigue siendo tema de debate. "Ahora mismo", aseguró Ohayon, el manual ha puesto el trastorno de juego por internet en la sección de diagnósticos que requieren más investigación, "porque es un problema relativamente reciente, y todavía no tenemos datos suficientes".
Esto podría explicar por qué los estimados sobre el trastorno de juego por internet varían tanto: los cálculos sobre su prevalencia en Estados Unidos van desde un mínimo de un 1 por ciento hasta un máximo de más de un 9 por ciento.
Para comprender mejor el alcance real del problema, el equipo se enfocó en un grupo de estudiantes de la Universidad de Stanford.
En promedio, las entrevistas con los estudiantes duraron unos 75 minutos. El trastorno de juegos por internet se diagnosticó solo si un estudiante reportaba que usaba internet o un dispositivo electrónico al menos 15 horas por semana y también indicaba al menos cinco problemas conductuales en curso.
Éstos incluían: faltar o llegar tarde a clases; sentirse culpable por los hábitos de internet; pérdida de la ambición o la eficiencia; una conducta descuidada; tener problemas para dormir; entrar cada vez más en internet al sentirse pendenciero, decepcionado o frustrado; entrar en internet para "escapar" el sentimiento de preocupación; o mentir sobre sus hábitos de internet.
El equipo encontró que un 5.3 por ciento de los entrevistados tenían el trastorno, y que el riesgo general pareció ser ligeramente más alto (pero no de forma significativa) en los chicos.
Los hallazgos aparecen en una edición reciente en línea de la revista Psychiatry Research.
Un psiquiatra que no participó en el estudio describió la investigación como "un estudio extremadamente bien realizado, y muy útil para nuestro campo".
Pero "como sucede con cualquier forma de adicción, es importante saber que no todo el que disfruta el uso de internet desarrolla una adicción. Igual que la mayoría de las personas que consumen alcohol no se convierten en alcohólicas", enfatizó el Dr. Petros Levounis, catedrático del departamento de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Nueva Jersey de la Universidad de Rutgers.
"Pero hay un número significativo de personas que sí [se harán adictas]", reconoció, aunque no siempre está claro por qué algunas personas son víctimas del trastorno de juego por internet.
"Algunos jóvenes quizá tengan problemas de socialización que los llevan a pasar más tiempo en línea, algunos podrían desarrollar problemas debido al tiempo que pasan en línea", apuntó Levounis. "Pero no necesariamente se trata del huevo o la gallina. Pueden ser ambas cosas".
De cualquier forma, tener un trastorno de juego por internet significa que "siempre pensarán en esto", aseguró Levounis. "Ansiarán estar en línea, pasarán un tiempo excesivo en línea, y quizá intenten reducirlo, pero no podrán hacerlo. Saben que es malo, pero no pueden parar".
Y esto, añadió, "puede tener unas consecuencias graves. El trabajo, los estudios y las calificaciones comienzan a sufrir. Las relaciones interpersonales comienzan a dañarse, y uno deja de tener otros intereses y pasatiempos".
En cuanto a qué se puede hacer, Levounis apuntó que las intervenciones "son muy similares" a lo que se haría al afrontar cualquier tipo de adicción. "Excepto que para esto no tenemos medicamentos específicos", anotó. "Entonces, el trabajo implicará en gran medida a la terapia cognitivo conductual y a la consejería para ayudar a motivar al paciente a cambiar su conducta".
Más información
Aprenda más sobre el trastorno de juego por internet en la Asociación Americana de Psiquiatría.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Maurice Ohayon, MD, DSc, PhD, professor, psychiatry and behavioral sciences, and director, Stanford Sleep Epidemiology Research Center, Stanford University, Palo Alto, Calif.; Petros Levounis, MD, MA, professor and chair, department of psychiatry, Rutgers New Jersey Medical School, and chief of service, University Hospital, Newark, N.J.; Psychiatry Research, June 6, 2021, online