De vez en cuando en los deportes, sucede lo impensable. Una bola de baloncesto, un disco de hockey o una pelota de soccer golpea a un jugador en el pecho y el jugador muere, repentinamente, porque el corazón deja de latir.
El primer paso para prevenir estos raros pero devastadores incidentes aparece en la edición de hoy de Journal of the American Medical Association, en un estudio que describe por qué un golpe en el pecho que comúnmente es inofensivo puede ser fatal.
La muerte repentina, en términos formales commotio cordis, "requiere la convergencia prodigiosa de varios factores determinantes tales como la ubicación del golpe directamente sobre el corazón y en un tiempo preciso", determinó un grupo conducido por el Dr. Barry J. Maron, director del centro de miocardiopatía hipertrófica en el Minneapolis Heart Institute. Y dicho hallazgo se está aplicando para suministrar mejor protección a jugadores vulnerables.
"No hay evidencia suficiente de que productos comercialmente disponibles no sean valiosos, pero es incierto cuánto protegen", manifestó Maron.
Maron y el Dr. Mark Link del New England Medical Center son los principales investigadores en el campo. "Tenemos un registro en proceso de casos, y esperamos aprender más acerca de este síndrome inusual a medida que obtenemos mayores números", comentó el Dr. Maron.
Link y Maron han determinado, con la ayuda de estudios en animales, que para que la muerte repentina ocurra, el golpe debe impactar en una fase específica de la contracción del corazón. Ahora Link está trabajando para desarrollar un protector pectoral más eficaz.
"La primera cuestión era determinar si la protección puede hacer alguna diferencia", argumentó Mike Oliver, director ejecutivo del Comité Nacional de Operaciones sobre Patrones para el Equipo Atlético, que ayudó a financiar el proyecto. "Si es así, entonces, ¿Hace una diferencia el material usado, su rigidez, el área protegida?".
Según progresa el trabajo, sus resultados se reportan en el portal cibernético del comité, con la atención de fabricantes de equipo deportivo, indicó Oliver.
"Distribuimos los resultados de los hallazgos de la investigación", dijo. "Los hacemos disponibles a la Asociación de Manufactureros de Productos Deportivos que tiene un representante en nuestra junta. Estamos confiados en que los manufactureros que fabrican equipo protector para el pecho siguen esto con interés".
En los millones de encuentros de atletas y otros con objetos movibles, Maron y su colega han identificado 107 casos de muerte repentina, 79 de las cuales ocurrieron durante eventos deportivos. Es su mayoría un problema de jóvenes varones, el promedio de edad de los afectados fue de 14 años, y 95 por ciento eran varones. La mayoría de estos casos ocurrió mientras los jóvenes jugaban béisbol; en dos casos, ocurrió a pesar de que la bola era de diseño suave. Pero ocurrió en otros deportes (hockey, fútbol americano, lacrosse y soccer) e incluso en eventos no deportivos un niño murió luego de luego de recibir un codazo en el pecho mientras intentaba impedir una pelea.
No es un problema fácil de resolver, dijo Jonathan Chang, profesor auxiliar clínico de ortopedia en la University of Southern California y un portavoz del Colegio Americano de Medicina Deportiva.
"Por fortuna el problema es raro, así que es difícil desarrollar algún patrón de protección", explicó. "¿Hasta qué punto se torna el protector tan costoso y abultado que no se pueda jugar el partido? Pero esto necesita tener un poco más de publicidad, para que la gente esté al tanto del problema".
Qué hacer
"Aquí es donde entra en juego un buen entrenamiento", comentó Chang. "A medida que los niños van creciendo y la pelota se torna más rápida, mientras mejor sea el entrenamiento, hay menos probabilidad de que esto ocurra. Hasta que algo mejor surja, si los jugadores pueden parar y devolver la pelota sin problemas, menor es la probabilidad de un golpe en el pecho".
Puedes seguir los desarrollos de una mejor protección, consultando el Comité Nacional de Operaciones sobre Patrones para el Equipo Atlético.
Conoce más acerca de commodio cordis de este artículo de The Physician and Sportsmedicine.