MARTES, 25 de julio de 2023 (HealthDay News) -- El calor extremo y el asfixiante humo de los incendios forestales que arropan grandes zonas de Estados Unidos este verano son un peligro activo para la salud del corazón, informa un nuevo estudio.
Los días en que el calor intenso se combina con la contaminación atmosférica de materia fina particulada pueden duplicar el riesgo de una persona de sufrir un ataque cardiaco letal, encontraron los investigadores.
"La exposición a las olas de calor interactúa de forma sinérgica con la contaminación de materia particulada y desencadena más ataques cardiacos", advirtió el investigador sénior, Yuewei Liu, profesor asociado de epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Sun Yat-sen, en Guangzhou, China.
Estos resultados muestran el peligro directo para la salud humana que plantea el cambio climático, señaló el Dr. Sanjay Rajagopalan, jefe de medicina cardiovascular del Instituto Cardiaco y Vascular de los Hospitales Universitarios Harrington, en Cleveland.
"La interacción de estos dos factores (el humo de los incendios forestales y las altas temperaturas), cuando ambas cosas ocurren juntas, eleva el riesgo de ataques cardiacos incluso más", apuntó Rajagopalan, que no participó en el estudio. "Con el cambio climático, esto se está convirtiendo en una realidad diaria".
En el nuevo estudio, los investigadores analizaron más de 202,000 muertes por ataque cardiaco que ocurrieron entre 2015 y 2020 en la provincia china de Jiangsu.
También recolectaron mediciones locales del índice de calor y la contaminación atmosférica tanto del mismo día de cada ataque cardiaco como del día anterior, para evaluar el aumento en el riesgo planteado por la combinación de calor y esmog. El índice de calor toma en cuenta tanto la temperatura como la humedad.
El hecho de que la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de ataque cardiaco no es una novedad, dijo Rajagopalan.
"La asociación entre la contaminación atmosférica y los ataques cardiacos se ha mostrado una y otra vez", aseguró. "Es un riesgo bien conocido".
Las partículas finas tienen un tamaño de menos de 2.5 micrones, es decir, son unas 30 veces más pequeñas que el diámetro de una hebra cabello humano promedio, según la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU.
Cuando se inhala profundamente en los pulmones, esta contaminación particulada puede irritar a los pulmones y a los vasos sanguíneos que rodean al corazón, aclararon los investigadores en las notas de respaldo.
Pero solo hace poco que los investigadores han comenzado a comprender cómo el calor podría dañar a la salud cardiaca, y cómo podría combinarse con la contaminación atmosférica y aumentar los riesgos incluso más, dijo Rajagopalan.
"Los vínculos entre las formas en que la temperatura y la contaminación atmosférica interactúan entre sí y amplifican el riesgo de los individuos se están aclarando", comentó.
Liu y sus colegas descubrieron que el calor es un peligro cardiaco independiente:
Pero esto solo tomaba en cuenta el calor extremo.
El riesgo de morir de un ataque cardiaco en realidad se duplicó en los días con calor extremo y también una calidad de aire malsana. Esos días planteaban el mayor aumento en el riesgo en todas las condiciones climáticas estudiadas.
Los investigadores también observaron el riesgo que plantean las olas de frío.
Aunque el frío extremo podía aumentar el riesgo de muerte por ataque cardiaco en entre un 4 y un 12 por ciento, la combinación con la contaminación atmosférica no amplificó el riesgo de forma significativa, encontraron.
Estudios anteriores han mostrado que el calor intenso o la contaminación atmosférica pueden aumentar la inflamación y el estrés en el cuerpo, apuntó Liu.
Además, las temperaturas altas pueden en realidad aumentar la cantidad de contaminantes atmosféricos que una persona ingiere, al elevar el flujo sanguíneo y alterar los patrones de la respiración, advirtió.
Las mujeres fueron más propensas que los hombres a sufrir un ataque cardiaco letal en los días de calor extremo, y las personas mayores de a partir de 80 años tenían un riesgo más alto que los adultos más jóvenes, mostraron los resultados.
Pero todo el mundo tiene cierto nivel de riesgo cuando el calor intenso y la contaminación atmosférica se combinan. Los efectos interactivos del calor extremo y el esmog no variaron según el sexo, la edad o el estatus económico, concluyeron los investigadores.
Rajagopalan dijo que las personas deben comenzar a prestar atención a los niveles de contaminación atmosférica que reportan los servicios de información meteorológica. Los días en que la calidad del aire se desploma, deben quedarse bajo techo y usar un sistema HVAC con buenos filtros o un purificador de aire portátil para mantener el aire fresco.
Los que tengan que salir deben usar una máscara con un filtro N95 para protegerse de las partículas aéreas, añadió.
Las personas también pueden vencer al calor mediante el uso de ventiladores y aires acondicionados, vestirse de forma adecuada, mantenerse hidratadas, e instalar persianas para reducir las temperaturas en interiores, sugirió Liu.
Rajagopalan dijo que ciertos grupos deberían tener un cuidado en particular: las personas con diabetes, los niños con afecciones respiratorias, las personas con EPOC, los que han recibido trasplantes de órganos, los que tienen una enfermedad renal crónica, y los sobrevivientes a ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares anteriores.
"Estos son los individuos que deben de verdad preocuparse y tomar medidas protectoras", añadió.
El estudio se publicó en la edición del 24 de julio de la revista Circulation.
Más información
La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. ofrece más información sobre la contaminación de partículas.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Yuewei Liu, PhD, associate professor, epidemiology, Sun Yat-sen University School of Public Health, Guangzhou, China; Sanjay Rajagopalan, MD, chief, cardiovascular medicine, University Hospitals Harrington Heart and Vascular Institute, Cleveland; Circulation, July 25, 2023