MIÉRCOLES, 12 de febrero de 2020 (HealthDay News) -- Los adultos mayores que se vacunan contra la culebrilla podrían también obtener una protección contra el accidente cerebrovascular (ACV), sugiere un estudio reciente.
La culebrilla es una infección viral vinculada con un mayor riesgo de ACV. Pero el riesgo general de ACV se redujo en un 20 por ciento entre los pacientes menores de 80 años que se vacunaron contra la culebrilla. En los pacientes de a partir de 80 años, el riesgo se redujo en más o menos un 10 por ciento, señalaron los investigadores dirigidos por Quanhe Yang, científico sénior de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
"Esta vacuna tiene una doble ventaja", aseguró el Dr. Gregg Fonarow, director del Centro de Cardiomiopatía Ahmanson-Universidad de California, en Los Ángeles.
"Menos culebrilla, menos ACV", apuntó Fonarow, que no participó en el estudio.
Los hallazgos resultan de una revisión de los expedientes de Medicare de más de 1 millón de pacientes mayores de 66 años. Todos recibieron la vacuna contra la culebrilla entre 2008 y 2014. La incidencia de ACV se monitorizó durante cuatro años posteriores.
La culebrilla es un doloroso brote de sarpullido y ampollas provocado por el virus de la varicela, según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de EE. UU. Si una persona ha tenido varicela, tiene un riesgo significativo de desarrollar culebrilla en algún momento.
Casi todos los estadounidenses de a partir de 40 años portan el virus de la varicela, o virus de la varicela-zóster, desactivado. Eso, dijo Fonarow, significa que "casi uno de cada tres adultos de EE. UU. desarrollará culebrilla en algún momento de su vida".
Pero Yang y sus colaboradores anotaron que el riesgo general de culebrilla se reduce más o menos a la mitad con la vacuna.
Dado que la mayoría de los pacientes con culebrilla tienen al menos 50 años, los CDC recomiendan que todos los adultos de a partir de 50 años se vacunen contra la culebrilla.
El equipo de Yang concluyó que la vacuna también reducía las probabilidades de un ACV inducido por un coágulo (isquémico) en alrededor de un 18 por ciento, mientras que reducía el riesgo de un ACV hemorrágico en alrededor de un 12 por ciento. Se encontró que la protección contra el ACV era particularmente potente entre los pacientes de 66 a 79 años.
¿Por qué una vacuna enfocada en reducir la culebrilla también protegería del ACV?
Según Fonarow, la respuesta quizá tenga que ver con la inflamación.
"Estudios anteriores han mostrado que los adultos que desarrollan culebrilla tienen un riesgo más alto de ataque cardiaco y de ACV", comentó Fonarow. "Ese aumento en el riesgo alcanza su punto máximo en los primeros 12 meses tras desarrollar la culebrilla, y se reduce con el tiempo. Se ha pensado que la respuesta inflamatoria a la culebrilla explica ese aumento en el ataque cardiaco y el ACV".
Entonces, es lógico que una vacuna que pueda evitar que la culebrilla se asiente también prevenga un ACV provocado por la culebrilla.
Sin embargo, hay algunas consideraciones. Una es que la vacuna utilizada fue la vacuna viva contra el zóster. Se introdujo en 2006 con la marca Zostavax, y ya no es la vacuna preferida. Una vacuna más reciente, la vacuna recombinante no viva adyuvante contra la culebrilla (de marca Shingrix) es más efectiva, y es la opción preferida por los CDC.
Pero el estudio de Yang se completó antes de la introducción de Shingrix en 2017. Una investigación de seguimiento deberá observar si la nueva vacuna también parece reducir el riesgo de ACV.
Los hallazgos se presentarán el 20 de febrero en Los Ángeles en la Conferencia Internacional sobre el Accidente Cerebrovascular de la Asociación Americana del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association). Las investigaciones presentadas en reuniones normalmente se consideran preliminares hasta que se publican en una revista médica revisada por profesionales.
Más información
Aprenda más sobre la culebrilla en el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de EE. UU.
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