Los pacientes mayores que sufren un ataque cardiaco deben retrasar las cirugías electivas de tres a seis meses, señalan los expertos
Se enfrentan al doble o al triple de riesgo de complicaciones potencialmente mortales si se someten a una cirugía demasiado pronto después de un infarto
Las directrices actuales exigen esperar dos meses
VIERNES, 1 de noviembre de 2024 (HealthDay News) -- Las personas mayores que han sufrido un ataque cardiaco probablemente deberían retrasar cualquier cirugía electiva de tres a seis meses, aconseja un estudio reciente.
Las personas a partir de los 67 años de edad se enfrentan al doble o el triple de riesgo de complicaciones potencialmente mortales (como un ACV o un segundo ataque cardiaco) si siguen adelante con la cirugía electiva demasiado pronto tras un ataque cardiaco, encontraron los investigadores.
El nuevo estudio muestra que es probable que las directrices actuales sean demasiado laxas, anotaron los autores del estudio.
Actualmente, a los pacientes de ataque cardiaco se les dice que esperen dos meses antes de someterse a cualquier cirugía electiva, señalaron los investigadores en las notas de respaldo.
Pero esas directrices se basan en datos de hace más de 20 años, de un estudio de 500,000 pacientes realizado entre 1999 y 2004, apuntaron los investigadores.
"Los datos que los médicos usan hoy para tomar decisiones sobre la atención del paciente están desactualizados", señaló el investigador principal, el Dr. Laurent Glance, profesor de anestesiología y medicina perioperatoria y ciencias de la salud pública del Centro Médico de la Universidad de Rochester (URMC). "Dados los avances en la atención y la mezcla siempre cambiante de pacientes, los médicos necesitan la información más reciente".
En el nuevo estudio, los investigadores analizaron los datos de las reclamaciones de Medicare entre 2015 y 2020 de 5.2 millones de cirugías no cardiacas mayores en las que participaron pacientes a partir de los 67 años.
De esos pacientes, más de 42,000 habían experimentado un ataque cardiaco antes de la cirugía.
El riesgo es mayor cuando un paciente se somete a una cirugía electiva dentro de los 30 días posteriores a un infarto cardíaco. Estos pacientes tienen casi tres veces más probabilidades de morir por cualquier causa, y más del doble de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular o un ataque cardiaco de seguimiento, muestran los resultados.
Luego, el riesgo se reduce después de 60 días para las cirugías electivas y de 90 días para las cirugías no electivas, y se estabiliza a los 180 días, reportaron los investigadores en la edición del 30 de octubre de la revista JAMA Surgery.
"Retrasar la cirugía electiva no cardiaca para que ocurra entre 90 y 180 días después [de un ataque cardiaco] podría ser razonable para los pacientes que se han sometido a una revascularización", un procedimiento de emergencia durante un ataque cardiaco para reabrir las arterias obstruidas, concluyó el equipo de investigación en un comunicado de prensa de la universidad.
Los pacientes mayores con frecuencia se enfrentan a múltiples problemas de salud, y los médicos deben equilibrar su riesgo de cirugía con la mejora en la calidad de vida que la cirugía podría aportar, anotaron los investigadores.
"Los equipos perioperatorios analizan una variedad de factores de salud y estilo de vida cuando evaluamos el riesgo de un paciente y trabajamos para optimizar sus resultados", señaló la investigadora , la Dra. Marjorie Gloff, directora del Centro de Medicina Perioperatoria de la URMC. "Puede ser frustrante para las personas que sufren de dolor en las articulaciones posponer un reemplazo de rodilla o cadera tan esperado después de sobrevivir a un ataque cardíaco".
Más información
La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) ofrece más información sobre los ataques cardíacos.
FUENTE: Centro Médico de la Universidad de Rochester, comunicado de prensa, 30 de octubre de 2024
Las personas mayores que han sufrido un infarto cardíaco deben considerar posponer la cirugía electiva de tres a seis meses, para reducir el riesgo de complicaciones potencialmente mortales.